continuidad de la dictadura bolivariana
No se establece una
dictadura para custodiar la revolución; se hace la revolución para
instaurar una dictadura. El fin de la represión es la represión. El
propósito de la tortura es la tortura. El propósito del poder es el poder.
En cuanto a las
campañas de odio que alimentan incesantemente los regímenes totalitarios, son
bastante reales mientras duran, pero siempre dictadas por las necesidades del
momento cualquiera puede ser el enemigo público número uno. El odio puede
girar en cualquier dirección a la primera señal, como el fuego de un soplete.
Las amenazas a la
libertad de expresión, escritura y acción suelen ser pequeñas por sí solas,
pero tienen un efecto acumulativo y, si no se controlan, dan como resultado un
desprecio general por los derechos de los ciudadanos.
Como resultado de la propaganda
de las doctrinas totalitarias, se pierde el instinto por el cual las personas
libres distinguen entre lo que es peligroso y lo que no lo es.
Lo realmente aterrador
del totalitarismo no es que cometa "atrocidades", sino que ataca el
concepto de verdad objetiva y pretende controlar tanto el pasado como el
futuro.
El control sobre el
pensamiento persigue fines no sólo prohibitivos, sino también
constructivos. No solo está prohibido expresar, incluso admitir, ciertos
pensamientos, sino que se dicta qué es exactamente lo que uno debe
pensar; se crea una ideología que debe ser aceptada por la persona, se
esfuerzan por controlar sus emociones e imponerle una forma de
comportamiento. Se aísla, en la medida de lo posible, del mundo exterior
para encerrarlo en un entorno artificial, privándolo de la posibilidad de
comparaciones.
Los filósofos,
escritores, artistas e incluso los científicos no solo necesitan apoyo y
audiencia, sino que también necesitan el estímulo constante de otras
personas. Es casi imposible pensar sin hablar. Quita la libertad de
expresión y la creatividad se seca.
Habiéndose declarado
infalible, el estado totalitario descarta al mismo tiempo el concepto mismo de
verdad objetiva
Toda propaganda es
mentira, aun cuando diga la verdad. Pero no es tan importante, solo saber
lo que estás haciendo y por qué. Si todos aceptan las mentiras impuestas por el
partido, si todos los documentos contienen el mismo canto, entonces esta
mentira se asienta en la historia y se convierte en verdad.
La creatividad, si tiene algún valor, será siempre el resultado del esfuerzo de ese ser más inteligente que permanecer al margen, da testimonio de lo que sucede, aferrándose a la verdad, reconoce la necesidad de lo que sucede, pero se niega a ser engañado acerca de la verdadera naturaleza de los acontecimientos.
Asumiendo el
pensamiento G Orwell para un régimen desequilibrado
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