El brazo biónico del partido
socialista
El enfoque de los que pretenden ser prestidigitadores sociales
en el entendimiento común de la población en sociedad, sin tener en cuenta los
principios éticos o tan siquiera estéticos, tal sólo bajo una falsa y tibia
ilusión desacreditada, sostienen con un mal lavado de manos, el existir como
nueva realidad del juego humanístico, exonerar de responsabilidades a
condenados de actos por fraude o bien por terrorismo frente a la propia
humanidad que desean representar.
En esa contradicción disipan sus hechos arreglando
convecciones internacionales, bajo ese paraguas corrupto y agujereado que es en
la actualidad la institución que se hace llamar la ONU, y con esa
predisposición, disipan y pretender estandarizar nuevamente sus propósitos,
como lo hicieron con la mismísima y ultima pandemia del reciente COVID, no era
otra cuestión que un ensayo depurado y artificial de guerra biológica, donde
sus últimos laboratorios, encontrados en Ucrania, eran sostenidos por la
familia directa del Presidente BIDEN, tal como lo relataron los titulares de
algunos periódicos.
Estos procedimientos de delincuencia perpetrados por las
ultimas elites internacionales políticas adscritas en el cartel de Puebla o la mismísima
Internacional Socialista son totalmente indignas para cualquier humano en su
razon de ser y en un razonamiento justo, aunque no lo creamos, están continuamente
buscando problemas, creando guerras y dividiendo a la población con el único fin
de controlar un progreso, del que no estarán nunca capacitados por su propia e
indeseable moral, luego si continuara explicando este relato que se conjugara
con un enfoque social el titulo podría modificarse el brazo biónico y
denominarlo simplemente como lo que debió ser antes de la muerte del partido
socialista español, es decir, el brazo armado del partido socialista, como tal
en su querer.
Ante estos previos, no obstante encuentro más suspicaz
referirme a la leyenda del Golem, recogida por Gustav Meyrink, contemporáneo de
Kafka, procedente de una leyenda judía. Este relato se desarrolla a principios
de siglo XX en un gueto de Praga, como
señala Alberto Laurent en la -Nota preliminar- de la obra de Meyrin esta evoca una
obra fantástica destacada en la Praga de hace casi un siglo, además de
constituir al mismo tiempo de una obra satírica escrita como ataque explícito
contra los convencionales valores de la burguesía del imperio austrohúngaro en
sus últimos momentos.
El Golem destaca por ser la versión más autorizada del viejo mito.
En el Antiguo Testamento la palabra hebrea Golem alude al embrión aún no
formado, significa “origen”, “sustancia embrionaria”, “humanidad en proceso”.
En la filosofía judía medieval el término aludía al hyle o materia que no había
adquirido forma definida.
Se tienen noticias de que los místicos jasídicos de los
siglos XII al XIII, en Alemania, practicaban un ritual que tendía a utilizar el
poder cabalístico del alfabeto hebreo y a manipular la forma material del
universo para crear un Golem.
Éste es el origen de las leyendas del folklore judío y la
literatura yiddish. En estas leyendas un rabino o estudiante de la Cábala crea
un monstruo de arcilla que es semejante al hombre. En su frente se graba la
palabra Emeth (Verdad), que constituye la clave de su existencia ya que, si se
le quita la primera letra al nombre, queda inmovilizado, pues la palabra se
convierte en Meth (Muerte).
En algunas de estas leyendas el rabino se olvida de quitar la
primera letra del nombre el sábado por la noche y el poder de la criatura crece
hasta llegar a rebelarse contra su creador.
En otros casos, la criatura de barro sólo puede quedar
inmovilizada tras la muerte de su creador, cuando se derrumba sobre su amo.
Según la tradición, el rabí Judá Ben Loew, del gueto de Praga,
confeccionó este peculiar hombre artificial siguiendo las instrucciones de la
Cábala con el fin de defender el gueto de la amenaza de ser destruido por las
autoridades que habían creído las denuncias de los que afirmaban que los judíos
practicaban sacrificios humanos.
En suma también la tradición judía también presenta su mito
sobre el hombre artificial en la figura del Golem -que etimológicamente
significa cosa inacabada-.
El Golem es un ser artificial creado del barro -elemento que
se repite- y que gracias a una tira de papel enganchada en su frente por los
rabinos, que son de alguna forma, los enviados de Dios a la Tierra, toma vida
pero siempre como sirviente del hombre, con una serie de limitaciones y de
diferencias como la falta de voz, pero con una fuerza sobrenatural que
acarreará como consecuencia que sea necesario, en muchas ocasiones, que su
creador retire la tira - llamada Schem- y haga desaparecer así a la criatura.
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