Análisis jurídico y crítico de la
medida del sistema público de avales para inquilinos y propietarios; lo que
vota también el bipartidismo.
1.
Contexto de la medida
El
Gobierno ha propuesto un sistema público de avales que garantizaría el pago a
propietarios en caso de impago por parte de los inquilinos. Esta medida busca
evitar desahucios y proporcionar estabilidad a los arrendadores. Sin embargo,
expertos del sector critican que esto supone trasladar el coste de los impagos
al contribuyente y fomentar un "riesgo moral" que desincentive la
selección rigurosa de inquilinos por parte de los arrendadores.
2.
Análisis conforme al régimen jurídico
Desde
una perspectiva legal, esta medida plantea varias problemáticas:
1.Distorsión del principio de autonomía
de la voluntad (artículo 1255 del Código Civil): Las partes deben negociar y
asumir los riesgos contractuales libremente. La intervención estatal altera
este equilibrio.
2.Alteración de la seguridad jurídica
(artículo 9.3 de la Constitución Española): Si el Estado interfiere en las
relaciones contractuales de forma recurrente, se genera incertidumbre sobre los
derechos de los propietarios.
3.Subsidio indirecto que contradice la
normativa de estabilidad presupuestaria: Al asumir el coste de los impagos con
dinero público, se desvirtúan las reglas fiscales y se aumenta el gasto
estructural del Estado sin una solución de fondo.
3.
Crítica a la medida
La
medida es tóxica y negativa por varias razones:
1.Fomenta el impago de rentas: Al saber
que el Estado cubrirá los impagos, algunos inquilinos podrían desincentivarse
de cumplir con sus obligaciones contractuales.
2.Desincentiva la inversión en vivienda
en alquiler: Los propietarios perderían confianza en el mercado, reduciendo la
oferta disponible.
3.Carga fiscal injusta sobre los
contribuyentes: Ciudadanos solventes terminarían financiando los impagos de
terceros, generando un subsidio regresivo.
4.No ataca el problema real: El problema
del mercado de alquiler en España es la falta de oferta y la inseguridad
jurídica. Sin cambios estructurales, la medida es solo un parche.
Peor Imposible
En
lugar de esta política de avales, el Gobierno debería centrarse en garantizar
seguridad jurídica para propietarios e incentivar la construcción de vivienda
asequible. Esta medida solo agrava la crisis del alquiler, beneficiando a unos
pocos a costa de la mayoría de contribuyentes.
El enredo “Hollywood Ucrania” del socialismo europeo
Análisis social y político revisado
Desde una perspectiva imparcial, parece evidente
que la prolongación del conflicto no beneficia a la población civil de Ucrania
ni a la estabilidad global. Los líderes actuales, tanto locales como
internacionales, están fallando al priorizar sus propios intereses políticos
sobre el bienestar general. Para Ucrania, la solución más sostenible sería
buscar una neutralidad estratégica que la aleje de las dinámicas de bloque y
promueva su independencia política y económica. Al mismo tiempo, es fundamental
que los líderes europeos, como Macron, dejen de usar el conflicto para fines
personales o simbólicos y enfoquen sus esfuerzos en restaurar la legitimidad
democrática en las regiones afectadas.
La clave radica en devolver el poder al pueblo,
reducir la influencia de actores externos con agendas ocultas y promover un
diálogo honesto que incluya todas las voces relevantes. Esto no solo
estabilizaría a Ucrania, sino que también demostraría un compromiso genuino con
los principios de paz y democracia en la región.
Aquí está el análisis actualizado, incluyendo el
sentido belicista de Macron y su continuidad en las políticas de Josep Borrell,
el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de
Seguridad.
Zelensky y Ucrania: El
cuestionamiento de la legitimidad de Volodymyr Zelensky al no convocar
elecciones refleja un creciente descontento dentro de Ucrania. Esto crea un
vacío democrático que agrava la percepción de desconexión entre el liderazgo y
la ciudadanía, especialmente cuando el país enfrenta una crisis económica
severa y una deuda masiva generada en gran parte por los costos de la guerra y
la dependencia de ayuda internacional. La falta de elecciones podría
interpretarse como una estrategia de Zelensky para mantener el poder en un
contexto donde su popularidad podría estar en declive debido a las tensiones
internas.
El sentido belicista de Macron y su relación
con Borrell
El protagonismo de Emmanuel Macron en el
conflicto ruso-ucraniano no es aislado, sino que está alineado con una postura
más amplia de ciertos líderes europeos, como Josep Borrell, quienes han
impulsado políticas de carácter belicista y militarista en la Unión Europea. La
retórica y las acciones de ambos se enfocan en fortalecer el papel militar de
Europa, no solo como un medio para contrarrestar a Rusia, sino también como una
herramienta para consolidar el poder político dentro del bloque europeo.
Macron y su belicismo: Aunque
Macron ya no ocupa la presidencia de Francia, su discurso y acciones reflejan
una continuidad en la búsqueda de protagonismo en la política internacional,
esta vez bajo una narrativa que promueve la intervención militar y el
reforzamiento de la OTAN como respuesta al conflicto. Esto puede interpretarse
como un intento de proyectar fuerza y relevancia en un contexto donde su figura
política enfrenta cuestionamientos internos. Sin embargo, su insistencia en
enviar fuerzas de paz y su respaldo a medidas de carácter coercitivo parecen
más orientados a mantener su influencia personal que a lograr una resolución
efectiva y sostenible para el conflicto.
La continuidad con Josep Borrell:
Borrell ha sido un defensor abierto de una Unión Europea más activa
militarmente, llegando incluso a afirmar que "la guerra se gana en el
campo de batalla". Su enfoque belicista complementa y amplifica las
posturas de Macron, promoviendo la idea de que la solución al conflicto pasa
por la escalada militar y no por el diálogo diplomático. Esta visión, sin
embargo, contradice los intereses de una gran parte de la población europea,
que enfrenta el impacto económico de las sanciones y una creciente sensación de
inseguridad ante la posibilidad de una guerra más amplia.
En resumen, tanto Macron como Borrell han
adoptado un enfoque que prioriza la confrontación y la militarización, dejando
de lado las oportunidades para fomentar un diálogo de paz y una solución
negociada que beneficie a las poblaciones afectadas.
Implicaciones para Ucrania y su posición
internacional
Ucrania, al no ser miembro de la OTAN ni de la
Unión Europea, se encuentra atrapada en un juego de poder que no necesariamente
responde a sus intereses como nación soberana. Mientras los líderes europeos
promueven estrategias belicistas, Ucrania asume el costo humano, económico y
social de esta confrontación.
La retórica de Macron y Borrell puede ser vista
como un intento de fortalecer el control europeo sobre Ucrania, presentándola
como una "frontera" contra Rusia, en lugar de tratarla como un actor
soberano con sus propios intereses. Esto perpetúa la dependencia de Ucrania en
la ayuda occidental y dificulta su capacidad para adoptar una posición más
neutral o independiente.
Repercusiones sociales y políticas
·Para los ciudadanos europeos:
Las políticas belicistas promovidas por líderes como Macron y Borrell generan
tensiones internas en Europa, donde muchos ciudadanos enfrentan las
consecuencias económicas de las sanciones contra Rusia (aumento de los precios
de la energía, inflación, etc.) y perciben un alejamiento de los valores
pacifistas que tradicionalmente han caracterizado a la Unión Europea.
·Para los ciudadanos ucranianos:
La continuidad del conflicto alimentado por estas posturas dificulta cualquier
posibilidad de estabilización y reconstrucción en Ucrania. La guerra prolongada
agrava la crisis humanitaria, con millones de personas desplazadas y sin acceso
a servicios básicos.
·Para Rusia y su percepción
internacional: La insistencia en una solución militar refuerza la
narrativa del Kremlin de que Occidente no está interesado en la paz, sino en
debilitar a Rusia a toda costa. Esto dificulta las posibilidades de un diálogo
constructivo y empuja a Moscú a endurecer su posición.
Propuesta mejorada
1.Replanteamiento de las políticas europeas:
Europa necesita reconsiderar su postura belicista y promover un enfoque que
priorice la diplomacia y la desescalada del conflicto. La influencia de figuras
como Borrell debería estar equilibrada con líderes que aboguen por soluciones
pacíficas y sostenibles.
2.Neutralidad activa para Ucrania: Dado
que Ucrania no pertenece ni a la OTAN ni a la UE, podría beneficiarse al
adoptar una postura de neutralidad activa que la aleje de los bloques militares
y fomente su rol como mediador entre Oriente y Occidente. Esto reduciría la
presión sobre su población y permitiría enfocarse en su reconstrucción
económica y social.
3.Desmilitarización del discurso:
Líderes como Macron y Borrell deben cambiar su enfoque de la confrontación
hacia el diálogo, y abstenerse, es decir no interferir en un proceso que ya no
son responsables. Es necesario dejar de presentar la guerra como una solución
y, en cambio, buscar plataformas multilaterales para facilitar acuerdos que
beneficien a todas las partes involucradas.
4.Inversiones sociales y reconstrucción:
La ayuda internacional debería enfocarse en programas que fortalezcan las
instituciones democráticas en Ucrania, alivien la deuda externa y ofrezcan
soluciones prácticas para las comunidades desplazadas y afectadas.
Opinión reflexiva
El sentido belicista de Macron y su continuidad
con las políticas de Borrell representan un grave riesgo para la estabilidad
europea y mundial. Este enfoque militarizado no solo aumenta las tensiones,
sino que también desvía recursos y atención de los verdaderos problemas
sociales que enfrentan los ciudadanos en Europa y Ucrania. Es fundamental que
se priorice la paz y la cooperación en lugar de perpetuar un conflicto que
beneficia únicamente a las élites políticas y económicas.
En última instancia, una solución real debe
centrarse en las personas, no en las ambiciones personales o estratégicas de
los líderes. Los habitantes de Ucrania y Europa necesitan estabilidad, no
escaladas militares ni narrativas polarizadoras. La diplomacia y el compromiso
son el único camino hacia una paz duradera.
Y
mientras tanto el enfoque
del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien utiliza su particular
estilo de comunicación para intentar mediar en el conflicto. Sin embargo, el
uso de amenazas (como sanciones y aranceles) y declaraciones ambiguas parece
más orientado a consolidar su imagen política ante sus propios votantes que a
encontrar una solución estructurada y sostenible. Su actitud hacia Rusia mezcla
simpatía con retórica coercitiva, lo que crea una narrativa contradictoria y
difícil de leer en términos de política exterior.