En la actualidad siguen existiendo grandes dificultades económicas para tener la oportunidad de adquirir una vivienda, tal vez las mismas o superiores que con la anterioridad de la burbuja inmobiliaria, hoy en día, resulta casi imposible hacer frente al coste de una hipoteca, dado el valor de activo surrealista existente en las viviendas, frente a los salarios que se perciben, y de otra manera por los valores homogeneizados y sin sentido existente en los alquileres, y estas circunstancias inalcanzables para muchos implica importantes efectos en la salud mental y física de las nuevas generaciones, círculos y personas demandantes.
Hemos de considerar que todos poseemos una cualidad en percibir las circunstancias temporales, momentos o bien los espacios como seguros o bien deficientes, y estas sensaciones proporcionan un significado emocional y social, además de crear una frontera en nuestra forma de convivencia.
Todos somos conocedores que el tener un contacto con ambientes naturales, a zonas verdes o espacios abiertos, donde se pueda caminar y mantengan cierta proximidad con el domicilio, proporcionan ciertos beneficios psicosociales..Pero también la existencia de tener acceso, facilidad y seguridad en los desplazamientos, fomentan la interacción y las redes de cooperación entre las personas.
Todas estas identidades y vínculos unidos al sentimiento emocional que te proporciona habitar en una vivienda te otorgara un derecho básico, que es poseer un espacio para ser uno mismo.
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