Normalmente los fenómenos del
sonido, que comprenden las ciencias acústicas, se clasifican por igual a
nuestra percepción, es decir, por una acción externa capaz de excitar en
nosotros la sensación auditiva, y caracterizándose la propia sensibilidad del órgano
del oído, como la que definirá la existencia de un movimiento.
Increíblemente la transmisión de las
vibraciones que constituyen el sonido, resultaran claramente distintas del
movimiento progresivo del propio aire, al igual que ocurre en la progresión de
una ola en la superficie del agua, que será diferente a la dirección de la
propia corriente.
Lo único consistente, en ambos
movimientos de transmisión, es su movimiento de propagación ondulatorio con
series alternadas, que tan solamente, con el encuentro de una membrana, lograrían
transmitir la consciencia de este sonido.
Existen dos clases de naturaleza
de sonidos, los tonos musicales como elementos simples y los ruidos, aunque a
estos, les pueden corresponder géneros de sensaciones diferentes, y así todo,
ambos se pueden combinar y proveer de una sensación acústica.
Con naturalidad deberemos buscar una
base física para hacer posible los efectos de armonía y disonancia y así
conseguir un efecto fisiológico saludable, que convine la causa externa visual,
con una ausencia matemática que engendrara la intensidad, el grado de elevación
y la calidad del tono.
De esta manera buscando
con exactitud los puntos nodales, para que incidan las vibraciones simpáticas y cuidando el efecto de la resonancia, será sencillo
comprender la producción de sonidos sin perturbación mutua, y que serán el eco
de una consonancia.
El significado
cualitativo de los fenómenos, para medir sensaciones, serán propios a su intrínseca
forma, porque el timbre de los sonidos solo en ella influye, resultando la diferencia
absolutamente inexplicable de otra manera
Excelente, felicidades!!
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