El Genio, donde se
une la imaginación y la lógica
Normalmente la
naturaleza de los hechos materiales, suele arrastrar al hombre, por vía del
instinto, al mundo suprasensible, otorgándole diferentes estados emocionales, y
es el propio lenguaje que en sus orígenes comienza a representar, los fenómenos
materiales, donde poco a poco, se va elevando a explicar con las mismas voces
los fenómenos morales.
Y por tanto determinados
afectos ó cualidades morales, tienden por analogía apropiarse de ciertas
palabras, tales como amor de corazón, vergüenza de sentimiento, ternura de
afectos, hostilidad del temor, inseguridad del delito, estos y otros muchos,
son los mismos instintos que nos hace en los momentos de angustia y desaliento
levantar al cielo los ojos.
En realidad somos
deudores de nuestros previos presentimientos del estado emocional, tales como
el aburrimiento, la aceptación, la admiración, la alegría, el alivio, el amor,
el asco, el asombro, la compasión, la confusión, la culpa, la decepción, el
desaliento, el deseo, el entusiasmo, la envidia, la euforia, la felicidad, la
frustración, la gratitud, la hostilidad, la ilusión, la incomprensión, la
inseguridad, la ira, la irritación, la melancolía, el miedo, la nostalgia, el
odio, el orgullo, el placer, el remordimiento, la satisfacción, la serenidad, la
soledad, la tensión, la ternura, la tristeza, la vergüenza, siendo debido el
descubrimiento de ellos a nuestra
imaginación.
Nuestros indistintos y diferentes
estados emocionales, deberemos considerarlos siempre como de una calidad de
sentido moral exquisita, aunque estos broten con cierta intermitencia, y dado
que siempre resultaran impulsos más vivos o más inciertos, permitiéndonos ver más allá de lo ordinario, como una especie
de penetración intuitiva de lo futuro.
Es como una facultad
que posee el hombre, sobre la providencia del saber, donde la imaginación camina
de lo que es, para llegar á lo que debe ser, y por su medio lo visible revela lo
invisible, donde los primeros pasos del espíritu humano, y que son debidos a la
imaginación, procuran dilatar la esfera de nuestros conocimientos.
Y esta emoción que
posee la imaginación es la que busca, ensaya, agita, remueve, suscita, combina
y halla e inventa, llamando continuamente a la puerta de lo desconocido,
sabiendo leer el porvenir, poder, del que carecen los sabios.
Solo coronamos la imaginación con la invención