El Desmérito de Moro.
Deberíamos reconocer
sin prejuicios, que la igualdad de derechos, entre los hombres, resulta de la
identidad de la naturaleza, y de su misma constitución, debiendo presidir la
equidad, de todas las transacciones, por ser una consecuencia natural de la
igualdad, de la naturaleza y de derechos.
La eficacia, pues, de
la educación para formar la conciencia moral, está en razón directa, de la
manera de dirigirse, del espíritu que le anime, de los principios que le sirven
del punto de partida, y del fin que se proponga.
Según la idea que a
ella presida y la voluntad que domine, así será buena o mala.
Elevar al hombre,
dirigir sus facultades, desenvolver su estado moral, dar la preferencia del
alma sobre el cuerpo, á la naturaleza psíquica sobre la fisiológica, conocer la
ley por encima de las costumbres, mostrar los encantos de la virtud, hacerle
aborrecible al vicio, enseñarle que la recompensa está ligada al mérito y el
castigo al desmérito, que las acciones no son indiferentes, debiendo
conformarse con el humanismo y la razón humana, he aquí el fin principal de la
educación y las ideas, bajo las cuales debe fundamentarse.
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