EL MITO DE LA VERDAD
Los mentirosos por naturaleza confían mucho en ser buenos con las palabras, entrelazando sus
mentiras con verdades, por lo que se hace difícil para los demás distinguir la
diferencia, y también son mejores que la mayoría para ocultar mentiras dentro
de historias aparentemente simples y claras, que son más difíciles de suscitar
dudas sobre su autenticidad.
Generalmente la
estrategia más utilizada entre todos los que admiten mentir, ya sean expertos o
mentirosos ocasionales, consiste en omitir cierta información, o eludir las
respuestas desviando la conversación hacia otros destinos
Con lo cual ante estas
circunstancias no hay verdad sobre el futuro.
Nadie puede predicar
la verdad sobre lo que todavía no es: los que hablan y proclaman la “nueva
normalidad” en el “mundo post-pandémico” no describen, sino que únicamente
definen y ayudan a construir a partir de un presente que escuchan, pretender
continuar o transformar la sociedad.
Pero ese presente en el que se sostienen no es el mismo para todos. Quienes hablan de futuro solo proyectan el presente, y desde allí definen lo que ellos mismos creen que asumen, y así emiten lo que puede o debe venir.
La pandemia ha dejado al descubierto la ignorancia y el cortoplacismo
del liderazgo político y una autentica ocultación con una desinformación tendencial ideológica comunista,
con una absoluta y total ausencia de coordinación mundial en las acciones
globales.
Con el gran simulacro,
las noticias falsas se fabricaron y se hicieron correr para condicionar el
escenario estratégico y así obtener ventaja frente a posibles adversarios al naciente
simulacro. Así es como las denominadas “fake news” combinaron la falsedad con
la intencionalidad, donde se ha mentido deliberadamente con un propósito
político e ideológico.
Porque este tipo
situaciones, donde han pretendido una conversión virtual monetaria, son también
noticias engañosas que pretenden alterar el precio de las acciones en los
mercados de valores, hundir bancos, perjudicar la carrera política o
profesional de personas concretas, intervenir en hábitos, sustituir valores
educativos, o bien relanzar monedas virtuales con un deficiente y tendencial
algoritmo. Y así es como se han iniciado en este escenario de la guerra, esa
guerra silenciosa, “la tercera guerra mundial por capítulos” expresión propia del Papa
Francisco.
Con esta pandemia se ha
revelado que actualmente ninguna guerra se declara, ninguna guerra tiene ni
principio ni final, ninguna guerra tiene armisticio, no hay banderas blancas,
no se firman más los tratados de paz, la guerra forma parte del movimiento
circular de los que viven de las ideologías y como no tiene ni comienzo ni fin,
es muy similar a lo ocurrido con esta guerra biológica, en el sentido de que no va a tener un final
explícito.
A partir de ahora nos
debatiremos entre el bulo o la post verdad, porque esta última sostiene que el
pensamiento y la verdad no dependen de comprobaciones, evidencias o certezas,
sino de una subjetividad absoluta.
“No sé si es verdadero
o no, pero yo siento, o me lo hacen sentir, que debe ser así”.
Y estas situaciones
puede estar puesta en práctica para cualquier sector social y esto lo pueden
llegar a realizar quienes gobiernan o quienes actualmente militan en la
oposición.
La gente se moviliza,
piensa o vota más con las vísceras y el instinto que con la razón o la lógica.
Por lo tanto, la verdad se va querer hacer sentir nuevamente, porque luego no se prueba o no
se comprueba.
Porque ahora existen
inminentes peligros, para que no se vuelvan a celebrar elecciones, aparte de
querer influir en el área judicial, es pretender perder el control nacional de
la identidad de los ciudadanos, el mismo control de fronteras, combinado con
la perdida en el negociado de las estadísticas sobre residencia y demográficas
de cada territorio,
Y esa es la astucia
del único “nuevo rol” del actual líder que debería saber hablar a sus seguidores,
afirmar lo que en realidad desea y tener la esperanza pero no fortuna de la aceptación general.
Hay verdades
inverosímiles y mentiras de lo más aceptables, que es una de las bases para
fabricar proclamas y rumores que se viralizan explosivamente, como siempre en
las redes sociales y en el mundo del día a día.
AYER
Ayer pasó el pasado lentamente
con su vacilación definitiva
sabiéndote infeliz y a la deriva
con tus dudas selladas en la frente
ayer pasó el pasado por el puente
y se llevó tu libertad cautiva
cambiando su silencio en carne viva
por tus leves alarmas de inocente
ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre
con su huella de espanto y de reproche
fue haciendo del dolor una costumbre
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche
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