EL ENIGMA DE LA
NEUROCIENCIA
El género humano, sin percatarse,
habitualmente utiliza el cerebro, como cualquier sistema de procesamiento
digital de información, y también tiene ciertas capacidades limitativas, en el
momento de intentar procesar y analizar los datos de la información en un
periodo determinado de tiempo.
Siempre coexisten dos variables sobre
la información, una es la atención y otra la memoria de análisis, mediante la
atención logramos discriminar las fuentes de información y con la memoria de análisis
ubicamos la información resultante en un espacio mental para el procesamiento o
utilización.
Lógicamente las capacidades
limitativas poseen el carácter finito e individualizado de cada persona a
expensas siempre de las posibles interferencias.
En esta era digital, existen
soportes y sistemas que rastrean la atención que cualquier usuario o internauta
introduzca o produzca en la Red, todos los datos, se procesan y clasifican su interacción y con velocidades de
vértigo son remitidos a otros soportes que te remitirán informaciones al
respecto.
Estos soportes mediante
algoritmos limpian (extraen) y normalizan (orientan) los datos de estas fuentes
y lo hace disponible para el análisis, comparan e investigan las salidas en
diferentes fuentes sociales de la red, y en tiempos, en las que nos podemos
introducir a extraer o a volcar información, son capaces de observar la visualización
con respecto a la cantidad y la calidad de los datos y la social que se le
imprime.
Todo este análisis, es capaz de
reproducir literalmente tu inserción y las secuencias correlativas de actuación
de otros usuarios, y aunque no lo creamos es un material sensible y económicamente
rentable. En realidad esto aunque se denomine económicamente comercio digital,
antiguamente libre comercio, está continuamente rayando los límites existentes
en la protección de datos individual.
Estos algoritmos reúnen todos los
datos desde tu nacimiento digital y extrapolan tus relaciones personales,
evolución de tus conocimientos, gustos instantáneos y preferencias presentes o
futuras, son capaces de realizar esta multitarea o multitasking entrenando
nuestra capacidad mental o cerebral para el paso rápido y eficiente entre
actividades, facilitándonos estímulos irrelevantes y, por lo tanto, a distraernos
fácilmente.
El precio cognitivo que nos está produciendo
, es observar con benevolencia y gracia que cualquier progreso pasa por este
comercio, es adictivo, normalizador, grande y peligroso; mientras tanto
nuestras nuevas generaciones, tienen una gran tendencia a quedarse pegadas a
estos medios. En la actualidad, es una pena ver a los niños como se les educa,
sin dejar que actué su propia y original imaginación, sin medios digitales tan conductistas, esta mala administración
de la atención, es el gran enigma humano y no solo generará improductividad, también
ansiedad y estrés, sino que puede traer también riesgos letales a las
generaciones venideras, en la próxima normalización en la comprensión de la plasticidad neuronal.
ya
el castigo fue bastante
reincorpórate a la vida
reincorpórate a la vida
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