Existe una teoría generalizada que sugiere que los seres humanos evaluamos la seguridad de nuestro entorno en función de tres factores : la capacidad de ver claramente a distancia, la presencia de características que podrían ocultar una amenaza y la capacidad de escapar del lugar.
En cualquier tipo de contexto, nuestras actuaciones y decisiones siempre darán lugar a situaciones acertadas o soluciones desacertadas, conforme a los diferentes juicios de valor.
Sabemos que nuestro cerebro constantemente interactúa entre la razón y la emoción, así mismo que posee diferentes dispositivos y señas neurales que ayuda a facilitar el aprendizaje y la construcción de nuestras propias e innatas preferencias.
Y estas preferencias son las que nos procuran modular la toma de decisiones que impliquen riesgo y otras que faciliten la resolución de actuaciones que generen incertidumbre.
También es cierto que algunos lugares que nosotros apreciamos, el simple hecho de contemplar esos enclaves no solo conforman lo que somos, sino que proporcionan importantes beneficios físicos y psicológicos, y nos hacen recuperar esas sensaciones que favorecen una serie de cambios mentales que redundan en nuestro bienestar.
somos los extranjeros de un siglo que esta viejo.
pródigo en obsesiones y ruinas y tapujos
hábitos y confianzas y utopías
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