Davos
sin humanismo
En la nueva realidad
de Davos, que no deja de ser una nueva estética surgió el poder del signo sobre
la imagen, el poder de los elementos sobre la mente y, como resultado
inevitable, el poder de la ideología y la propaganda sobre cualquier filosofía.
Ahora juegan interpelando
una materia específica de la conciencia de vanguardia, todo sobre el circulo de
la propiedad y el mérito, contrarrestado por el poder de los elementos y las
fuerzas naturales, que únicamente produce tan sólo sentimientos tribales, como
la felicidad, a los que se les intenta dar una significación de ruptura radical
en relación con la tradición.
Y deberíamos tener en
cuenta que los sentimientos tribales se plasman únicamente en forma de estados
jerárquicos totalitarios, aunque a primera vista apelan a la libertad, o a la
felicidad.
Deberíamos tener en cuenta
que la sociedad civil en Europa ya no se rige por el principio de los iníciales
demócratas cristianos.
La evidencia directa
es la desaparición o la caída en la popularidad de esos partidos demócratas
cristianos, y el resultado indirecto es la realidad en la multiculturalidad,
debido en gran medida a los problemas migratorios y a la falta de impulso o
protección demográfica.
Este mal avenido
multiculturalismo se hace inmanente a Europa y en principio no contradice aquel
viejo concepto de Europa que unía históricamente varias culturas, desde la
griega, la romana, la judía, la morisca hasta la celta.
Sin embargo, en el
siglo pasado, el denominado multiculturalismo se solía definir únicamente a
través de la multi-religiosidad, como si no existieran fronteras culturales, de
la que Europa se deshizo en su momento diligentemente a través de la
Reconquista.
En el presente el propio
cristianismo ha fusionado la diversidad cultural de Europa; y es ahora cuando
algunos pretenden direccionar que se puede aceptar orgánicamente variaciones de
los imperativos morales resultando así una cuestión crítica, porque la multi-irreligiosidad
suprime la inicial concepción democristiana y la sitúa emplazándola como
obsoleta.
La creencia en el
sistema democrático como panacea para la construcción de la comunidad europea
se convirtió en una droga para los euro parlamentarios, y esto conduce abandonar
posiciones diplomáticas de vecindad, soberanía y hacer patente el presente debilitamiento
del organismo europeo, la prueba es perseguir causas para desenfocar el fracaso
mismo de la propia unión europea y todo esto resulta fatal para el
desafortunado concepto de democracia.
Lo más continuo y
anodino es el movimiento de partidos de izquierda que pretende dividir Europa y
el nacionalismo, como en particular ocurrió recientemente con el Brexit siendo
un típico ejemplo. Donde la lógica de la izquierda de Gran Bretaña sostuvo que
en lugar de servir a la Comunidad Europea, era necesario centrarse en los
problemas internos de las clases bajas británicas.
Luego tenemos una
antigua comuna hippy en Bruselas, donde los pasos que hacen dar por Europa
hacia la próxima toma de conciencia de sí misma, se establecen como un conjunto
de naciones, y no como un solo organismo, resultando ya críticamente peligroso,
por un lado protegen a un disidente que da un golpe de estado en un país como
España y por otro lado encubren envenenando la delincuencia de otro,
enturbiando las relaciones diplomáticas con otro país, Rusia; en realidad tal
vez puedan ser ocultos convenios a fin de establecer nuevas fronteras y nuevos
intereses,
Dando a entender con
la pretensión de crear un ejército propio que en la Europa nacionalista
sólo puede ser gobernada por un nuevo emperador; y la política que
actualmente Borrell persigue, provoca precisamente ese desarrollo de
acciones. Europa se ha acercado a su etapa totalitaria de renacimiento.
Pero uno no debe
pensar que este es un proceso irreversible, que esto es una
sentencia. Nuestra capacidad para resistir a la ideología, para preservar
los valores del humanismo, puede superar el momento del entusiasmo general, la
codicia natural y la agresión.
Dependiendo de lo que
ocurra, si Europa se convierte en víctima de uno de los nuevos imperios, China,
Rusia, EEUU, o si Europa misma produce un líder inesperado y se convierte en un
Imperio, esto no tiene una importancia fundamental para el proceso de renacimiento. Mucho
más importante es cómo superar este próximo revés. El totalitarismo
recurrente es una forma de autoconciencia reflexiva de Europa, pero esto no
significa que una reconquista humanista cultural no se repetirá; sin duda
se repetirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario