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miércoles, 5 de febrero de 2025

Un Gobierno de Propaganda y Distracción..... tu frialdad

 



Un Gobierno de Propaganda y Distracción

Tanto Patxi López como José Manuel Albares representan dos caras de la misma moneda: un Gobierno que prioriza la propaganda sobre la gestión efectiva. Sus intervenciones revelan tres grandes falencias:

·    Desconexión con la realidad: López no comprende el funcionamiento del sector audiovisual y Albares cree que España tiene capacidad para influir en el conflicto de Gaza.

·     Doble rasero: López critica a Ayuso por algo común en todas las cadenas, mientras que Albares defiende la soberanía palestina sin condenar a Hamás.

·   Inoperancia: En lugar de centrarse en problemas internos como la inflación, la crisis energética o la inseguridad, el Gobierno gasta su capital político en discursos mediáticos sin consecuencias prácticas.

En definitiva, estamos ante un Ejecutivo que prefiere la teatralidad a la eficacia, el discurso vacío a la solución concreta. En un contexto de crisis y desafíos reales, esta estrategia de distracción no solo es insuficiente, sino profundamente irresponsable.

El Gobierno del Desenfoque: Propaganda y olvido de la gestión real

La política actual parece haber sido secuestrada por el espectáculo mediático y el oportunismo propagandístico. Las intervenciones recientes de Patxi López y José Manuel Albares reflejan esta tendencia con claridad: en lugar de abordar problemas reales con soluciones efectivas, el Gobierno se ha dedicado a la manipulación discursiva y la gesticulación ideológica. Esta dinámica evidencia una inoperancia gubernamental que no solo desvía la atención de los problemas urgentes, sino que también consolida una preocupante desconexión con la realidad nacional e internacional.

El ataque de Patxi López: Desenfoque y ridiculez

El caso de Patxi López es un ejemplo ilustrativo de cómo el debate político se ha convertido en un ejercicio de distracción. En el Congreso de los Diputados, el portavoz del PSOE insinuó sin pruebas que la productora de Ana Rosa Quintana recibía un trato de favor en Telemadrid. En lugar de centrarse en cuestiones urgentes para los ciudadanos, López optó por atacar a una periodista con acusaciones infundadas.

Su intervención muestra tres problemas fundamentales:

·      Inoperancia política: En vez de proponer soluciones a problemas reales, utiliza su tiempo en el Congreso para especulaciones personales.

·    Ridiculez: Critica la relación de un medio con el Gobierno de Madrid mientras ignora los vínculos de RTVE con el PSOE, una postura hipócrita y fácilmente desmontable.

· Desconexión con la realidad: Como representante parlamentario, su responsabilidad debería ser abordar asuntos de interés público, no ataques sin fundamento a figuras mediáticas.

La respuesta de Ana Rosa Quintana desnudó la falta de preparación de López. Con datos concretos, evidenció que su productora trabaja con múltiples cadenas y que su relación con Telemadrid es anterior a la llegada de Isabel Díaz Ayuso. Este episodio demuestra que el Gobierno no solo evade el debate sobre problemas estructurales, sino que además gasta su capital político en controversias estériles.

José Manuel Albares y la falsa autoridad sobre Gaza

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ejemplifica otro aspecto del discurso propagandístico del Gobierno: la pretensión de autoridad en asuntos internacionales sin el respaldo de una política exterior coherente. En una reciente declaración, Albares se opuso a los planes de Donald Trump sobre la Franja de Gaza, asegurando que "Gaza es la tierra de los palestinos" y que España los apoyará. Sin embargo, esta postura contrasta con la ambigüedad del Gobierno español respecto a Hamás y su falta de condena clara a los ataques terroristas contra Israel.

Los principales problemas de esta intervención son:

·       Incoherencia: Albares defiende la soberanía palestina mientras su Gobierno evita posicionarse con firmeza contra Hamás, evidenciando un doble rasero.

·       Postura infantil en política exterior: España no tiene el peso geopolítico para condicionar las decisiones de EE.UU. sobre Gaza, lo que hace que la declaración de Albares sea un gesto vacío.

·       Desconexión con la real política: Ignorar la complejidad del conflicto y asumir que la postura española tendrá algún impacto en las decisiones de potencias globales es una muestra de ingenuidad diplomática.

El caso de Albares pone de manifiesto un patrón recurrente: el Gobierno se posiciona sobre temas internacionales con declaraciones efectistas, pero sin ninguna capacidad real de influencia. Este ejercicio de propaganda solo sirve para alimentar el discurso interno, sin aportar soluciones reales a los problemas globales o nacionales.


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