REFERENCIA APICE

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lunes, 19 de octubre de 2015

El amor, el sexo y la risa, en el tiempo.


El amor, el sexo y la risa, en el tiempo.

El amor no crece a medida que aumenta el tiempo. Pero el amor, se siente bien de crecer. La euforia del sexo es un sentimiento bastante efímero, pero nadie sabe de antemano si alcanzará el éxtasis. Y la risa surge, cuando intentamos sostener dos o más ideas contradictorias al mismo tiempo.

El cerebro humano, se adelanta constantemente a los acontecimientos y genera hipótesis. En el sentido del amor, en el sexo y en la risa, se mantiene cierto carácter idiosincrásico. Cada uno posee sus patrones y su propio umbral de lo que considera afectivo u ofensivo y reacciona de manera muy diferente cuando se cruzan esos umbrales.

En las relaciones tenemos tendencia a pensar que aquellos argumentos que se asemejan y se repiten sin cesar en otros acaban siendo ciertos.

Y el eterno problema es la medida y de las citadas observaciones  sobre el amor, el sexo y la risa, el argumento del tiempo como medida no resulta un valor determinante, y es de entre todas las contradicciones a la que continuamente se enfrentará la sociedad cibernética.

Sin lugar a dudas, la irrelevancia de todas sus unidades de medida, a nivel global es fundamental.  De hecho es un tema de todos, ya que somos conscientes de que existe un plano de la realidad (sin importar cómo lo denominemos) que, aunque lo intentemos, en realidad no se puede cuantificar.

Este plano de empatía incluye conceptos tan etéreos como la inteligencia, la conciencia, el alma, los recuerdos, las ideas, los pensamientos o lo sueños.
 
 
“Se acerco  y me dio la mano
De todas aquellas manos, la
Suya era la única que transmitía vida “
(Mario Benedetti  * La Tregua)
 

 

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