ANTICATARSIS GENETICA & VACIO ESPACIAL
Las sombras y el telón de fondo de la ingeniería transgénica,
puede estar en vías de amparo con la normativa que se pretende aprobar - la SPACE
Act -, que permite que los ciudadanos de
EEUU extraigan los recursos espaciales que les plazca para su beneficio.
Aprovechando un discutible vacío legal, el texto manifiesta, que las
compañías de minería de asteroides tendrá derecho a quedarse con las riquezas
del espacio que, hasta ahora, no eran de nadie.
Al mismo tiempo La Administración de Alimentos y Medicamentos
de EE UU (FDA) ha aprobado recientemente para el consumo humano un salmón
modificado genéticamente, que crece apenas sin moverse, en la mitad de tiempo.
Es el primer animal transgénico destinado para servirse como comida en el
mundo.
La compañía biotecnológica Aqua-Bounty, impulsora del salmón,
ha aplaudido en un comunicado la decisión del organismo regulador de EE UU. La
FDA no obliga a que el salmón bautizado como AquAdvantage sea etiquetado como
transgénico, ya que les resulta tan seguro y nutritivo como el salmón atlántico
no modificado genéticamente y no es materialmente diferente. Y como les resulta
implícita la «sedia stercoraria», en
Europa, la empresa no ha solicitado la aprobación de este pez transgénico.
Este es un salmón sedentario
atlántico, ya que se cría en charcas, ósea en el interior de tanques en
tierra, al que aluden se le ha añadido ADN del salmón real, una especie de mayor
tamaño del océano Pacífico. Y gracias a esta denominada modificación mórbida,
los peces producen más hormona del crecimiento y pueden alcanzar en dieciocho
meses la talla típica de treinta y seis meses.
Pero sobre las explotaciones espaciales, no se resuelve las
grandes dudas que afectaban al Tratado sobre el espacio ultraterrestre, de 1967,
este acuerdo, impulsado por Naciones Unidas y ratificado por EE UU, defiende
que la Luna, Marte y otros cuerpos celestes no podrán ser objeto de apropiación
nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra
manera. Sin embargo los defensores de la minería privada de asteroides aseguran
que este texto de derecho internacional solo se refiere a las naciones, no a
las compañías privadas, que no reclamarían la propiedad de los cuerpos celestes
en sí sino de todos los recursos extraídos (incluido la microgeobiología),
según el texto de la SPACE Act recién aprobada.
Finalmente vino uno contra la propia cabeza del pez y
el viejo se dio cuenta de que había terminado. Tiró un golpe con la caña a la
cabeza del tiburón donde las mandíbulas estaban prendidas a la resistente
cabeza del pez, que no cedía. Tiro uno o dos golpes más. Sintió romperse la
barra y arremetió al tiburón con el cabo roto. Lo sintió penetrar y sabiendo
que era agudo lo empujó de nuevo. El tiburón lo soltó y salió rolando. Fue el
último de la manada que vino a comer. No quedaba ya nada más que comer.
Ahora el viejo apenas podía respirar y sentía un
extraño sabor en la boca. Era dulzón y como a cobre y por un momento tuvo
miedo. Pero no era muy abundante.
Escupió en el mar y dijo:
–Cómanse
eso, galanos. Y sueñen con que han matado a un hombre.
(
E. Hemingway * fragmento El Viejo y el mar )
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