EL INSTANTE
DE FELICIDAD.
Existen circunstancias temporales que impiden
la evaluación y medición del bienestar
subjetivo, pero no por ello se puede negar la existencia y aparición de componentes
de satisfacción afectiva y cognitiva del bienestar.
La satisfacción con la vida y el afecto positivo
cuando surgen, aunque se relacionan mutuamente, resultan una cuestión empírica y
no teórica. Habitualmente residen en la experiencia propia de las personas y en
ocasiones mantienen ciertas condiciones objetivas como la salud, el confort, la
virtud o la riqueza, ya que resultan potencialmente necesarias, sin embargo no gusta
ser vista como una parte inherente y necesaria de éste tipo de bienestar
subjetivo.
En la práctica incluir medidas positivas y
procurará corrientemente una evaluación global de todos los aspectos de la vida
de los individuos, obteniendo el énfasis de un juicio integrador de la vida de
la persona.
Pero existen dos aspectos fundamentales para
entender la felicidad, uno es el que proviene del interior o propio bienestar
subjetivo y otro el exterior o asociado a la calidad de vida.
Sin embargo siempre cohabita un carácter subjetivo
de armonía psicológica que no se contempla.
Si quisiéramos conseguir las condiciones para
reiterar esos momentos de dicha en el ser humano, podríamos intentar realizar
escalas para medir los componentes de satisfacción afectiva y cognitiva del
bienestar, pero siempre nos impedirá observar las escalas de estados de ánimo
momentáneos, tales como la angustia, soledad o depresión u otras interpretaciones
diseñadas exclusivamente para medir las disfunciones o la falta de bienestar.
Con lo que no existen evaluaciones únicas y
con un mismo criterio, que consigan obtener valores para reproducir las mismas o
similares circunstancias. Así como nunca podremos saborear ese mismo y armonioso
genuino instante de felicidad.
Paraíso
Qué suerte haber vivido
para traer conmigo la confianza
la eternidad caduca
la infancia sin aurora
la penitencia que es un oropel
la poca gloria esa noticia
que se anticipo del olvido.
(Mario Benedetti.-* fragmento)
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