Contra la seducción
Durante el siglo XX, se mantenían ciertos
juicios éticos, cuando se practicaba sexo ocasional, con alguien sin que existiera
de por medio un vínculo ni compromiso afectivo, este tipo de comportamiento ocasional
en el sexo, ha sido motivo de observación científica para comprobar si quienes
adoptan esta práctica, más allá de los juicios éticos, e intentar demostrar que cojeaban
de ciertas cualidades psicológicas o bien anímicas.
De alguna forma se intentaba percibir y
explicar estas situaciones como la existencia de un ligero vínculo entre el
sexo ocasional y una salud mental débil.
Sin embargo el sexo ocasional siempre ha funcionado como inhibidor del estrés y la ayuda inherente a sentirse de mejor humor con todo.
Sin embargo el sexo ocasional siempre ha funcionado como inhibidor del estrés y la ayuda inherente a sentirse de mejor humor con todo.
En este siglo XXI, las generaciones hemos
dejado de usar esas maquinarias personales perfectas que median el tiempo “ocasional”,
como eran los relojes, que si bien en ciertas situaciones y circunstancias resultaban
imprescindibles para propiciar efectivos, los sortilegios en nuestros encuentros
apasionados, ahora disponemos de los dispositivos y celulares móviles, que nos
permiten una continuada comunicación y que nos proporcionan otra serie de datos,
como la ubicación y que van sustituyendo esas antiguas maquinarias convirtiéndolas
en fetiches por no realizar multitareas.
Se percibe que tal vez, aquella moralidad
ocasional, ahora parece no tener gran consistencia,
dado que intuitivamente la existencia de las empatías en una relación han
variado, sin embargo observamos que la ética se ha trasladado entre la relación
del ser humano con la propia tecnología, dado que el camino de la seducción
persiste entre las prácticas comunes del comportamiento social.
Contra la seducción
No os dejéis seducir:
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay ya viento nocturno:
no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar
con que la vida es poco.
Bebedla a grandes tragos
porque no os bastará
cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar.
Vuestro tiempo no es mucho.
El lodo, a los podridos.
La vida es lo más grande:
perderla es perder todo.
Bertolt Brecht
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