Diástasis
del amor
El deseo del amor parece ser que nace del
hecho de buscar momentos con tu pareja, para organizar encuentros en el que se
puedan desarrollar valores a niveles afectivos, románticos, eróticos, sexuales
y pasionales, siendo este coctel la clave y el éxito de cualquier relación.
Sin embargo parece ser que algunos expertos
en la bioética se predisponen a plantear aplicar una técnica regenerativa, que les
permitiría transformar una célula de la piel o de un cabello en una neurona o
en cualquiera de los 220 tipos celulares que componen el organismo humano; la
pesadilla y el dilema sería permitir crear óvulos y espermatozoides, con acracia,
tal vez por los correspondientes riesgos que pueda conllevar, dado que la
experimentación se partiría de una célula envejecida, posiblemente modificada
con genes, con lo que puede acarrear cambios genéticos no controlables y que aunque hoy en día parecen resultar impredecibles, por lo
que el sentido de esta experimentación parece resultar una autentica y encubierta
neurosis científica.
En multitud de ocasiones en el desarrollo de las
experimentaciones científicas, tanto medicas, biológicas o farmacológicas, sufren
de una autentica diástasis o separación ética, no obstante estos experimentos suelen
exhibirse, vistiéndose bajo la capa de un amor eterno por la convivencia y supervivencia,
aunque en realidad resida en la suya propia, produciendo una acrofobia para el
resto de seres humanos y con su ensimismada embriaguez nos acechan con ciertos matices
de sabiduría y optimismo a los desprevenidos creyentes.
Y ante esta invasión de inteligencia artificial
y virtual, lo único claro que se extrae, es que aunque la comunicación de tales
noticias precede resultar efectivas para el género humano, pero en realidad no
resultan para nada afectivas para las personas, dado que no les mejoran ni las
habilidades personales ni sociales.
Nada queda de mí después de este amor.
Entre los escombros de mi alma, búscame, escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.
Entre los escombros de mi alma, búscame, escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.
( Jaime Sabines )
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