Axioma de resultados
Si en la realidad, todas las circunstancias, las reducimos a dos
aspectos, lo objetivo y lo subjetivo. Y sabemos, que la suma de la existencia,
es siempre la misma, donde las distintas relaciones, nos revelan los datos de
las sensaciones, bajo dos distintos aspectos, encasillados en lo estático y lo
dinámico, nuestra posible inteligencia, define que, si no pueden presentarse
como sentidos, se presentaran, como un
postulado lógico o de intuición.
La cualidad, es el advenimiento del principio de diversidad, el cual, después
de demostrada la identidad o equivalencia de los aspectos o fases separadas de
la norma de existencia, introducirá la variedad, el movimiento y una fecunda
distinción.
La identidad, sin probarla, se desliza a través de todas los análisis y
construcciones experimentales, dentro de los límites de la sensación, cuyas
construcciones se han dicho con verdad, que son una descripción, igualando los aspectos,
de los fenómenos, de los símbolos de sensación, en la propia función de lo
explicito y lo implícito.
Lo que se necesita, en un lado se toma del otro. La inteligencia con
todas sus facultades, es una función del organismo, el cuál obra bajo ciertas
condiciones.
Y con sus varias y ricas
facultades, produce mediante ciertas excitaciones externas, un poder de
diferenciación activa, donde la sensación y el pensamiento, son una misma cosa.
Donde se pretende nivelar los platillos de la balanza, al colocar en la
sensación implícita en potencia, lo que ha de manifestarse, después explícitamente.
En la esfera del pensamiento sensible, la validez de nuestra noción de
lo infinito, aunque no tenga base en los sentidos, procura el símbolo abstracto,
donde el sujeto lógico, sustantiva las abstracciones, que es una de las
aptitudes fundamentales del pensar. Sin la cual, nuestro universo, sería un
mundo de exterioridades, sin contenido.
El conocimiento del espíritu, pertenece al conocimiento, de los fenómenos de la naturaleza.
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