REFERENCIA APICE

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viernes, 1 de julio de 2016

El caracter transgenico de la inmortalidad



El carácter transgénico de la inmortalidad
En este milenio se está poniendo de moda, intentar sutilmente utilizar las plataformas digitales de comunicación, como altavoz y justificante de la exploración en el secreto de la eterna juventud, exponiendo los resultados de las manipulaciones genéticas en investigaciones de biología molecular, a bien gracias en animales, manifestando avances de longevidad en las desdichadas cobayas.
Sin embargo intentar equiparar los resultados de longevidad de las cobayas (animales no racionales), como justificación en los posibles tratamientos médicos en humanos (animales conscientes), es sencillamente enseñar el talón de Aquiles, de la influencia y el gran poder de la industria farmacéutica sobre la población humana occidental creyente.
La filosofía es entender la motivación de los grandes lobby´s. El cuento se inicia con una noticia de calado económico, por ejemplo, la corporación farmacéutica Bayer manifiesta querer comprar Monsanto, que como todo el mundo conoce se dedica a manipular las semillas, haciéndolas infértiles ( y no inmortales), y con ello conseguir una venta  corporativa en exclusividad, con independencia de que puedan fomentar, ciertas características singulares y modélicas de supervivencia en áreas inhóspitas para su cultivo, pues bien aunque no se realice el marketing y la operación económica y el suceso parezca singular, la carta de presentación de esta multinacional en declive ante la sociedad, resulta justificantemente salvaguardada para que complacientes eméritos profesores reconocidos, se alineen con un sistema económico que su base es la anti natura de la especie, la semilla transgénica.
Saber que la conciencia y el envejecimiento siempre te pueden brindar la oportunidad de estar satisfecho de tu vida, ese será el único Santo Grial de tu Inmortalidad.



la conocida sombra de nuestros cuerpos

ya no acaba en nosotros

sigue por cualquier suelo cualquier orilla

hasta alcanzar lo real escandaloso

y lamer con lealtad los restos de silencio

que también integran nuestro largo amor

(Mario Benedetti * Bodas de Perlas)

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