La cardinalidad de la
belleza.
El sentimiento de la belleza y el
instinto de lo bello, resultan ser algunos objetos que nos brinda la facultad estética, convirtiéndose
en los emblemas de cualquier canon y orden inteligible; presentándose con su propia
integridad de signos y manteniendo su propia limpieza, el orden natural de entendimiento.
La providencia se sustenta con
cierta expresión y gracia, excitando a la belleza, atrayendo la concordia del secreto
acuerdo en el acto intelectivo y sensitivo. Siendo muchas de sus causas las
proporciones, las simetrías y vibraciones, que se originan entre lo sensible y
lo inteligible.
En la naturaleza siempre emerge
la propia armonía en los parámetros del orden inteligible con el sensible, siendo lo bello el
blockchain de todo y por todo de la proporción. Resultando esta característica de
orden, canon y proporción representadas de forma sensible, a fin de que el objeto ejerza
la correspondiente atracción sobre la intuición humana.
Y en las proporciones del propio orden,
actuara, reduciéndose lo vario y lo finito a cierta unidad, siendo los propios anhelos
de la belleza inteligible, que con las diferentes facultades sensitivas,
reposara junto con el propio entendimiento y sentimiento humano.
Cuando la muestra indecible y
sensible logre potenciar su perfección, llegara a ofrecer a la persona
contemplativa, rasgos que representen semejanzas de la vida y naturaleza,
correspondencias de estima, afecto o reverencia, que producirán una atractiva
simpatía en gracia para la persona con interdependencia sensitiva.
La belleza y la elegancia del arte, puede encontrarse en la materia sensible de una imagen y la modestia de una palabra sin sonido.
Interesante forma de relacionar la belleza con la sensibilidad y la razón ☺️
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