Configurar disfunción
Según algunos de los tratados, escritos mas remotos y aún conservados, la definición de la Arquitectura en General es el
arte de edificar o construir los edificios y la misma se ejercita en la Delineación
y en la propia Construcción.
Así mismo define con inteligencia,
que en la buena arquitectura se debe atender a tres fines principales, la
decoración y el ornato en la hermosura del edificio; en la comodidad y
distribución del uso, y en la seguridad, robustez y firmeza.
Sin embargo en la actualidad la lectura
en su definición resulta tanto o más compleja, como pobre en sus comprensión racional
y es en este momento cuando la arquitectura se define a modo de culto, en un
arte de proyectar y construir edificios, es decir idear, trazar y proponer un
plan y los medios para la ejecución de algo, mediante el diseño de una
construcción, es decir la delineación de un edificio, o también puede
entenderse como el resultado de observar y extender al conjunto de
construcciones y edificios.
Y esto tan solo, es debido a la
simpleza de la sustitución o pre elección en los diccionarios en la comprensión
de un solo término, parece ser que no resulta igual el arte de edificar, como
definición antecedente y propia a su intrínseca ejecución, como se entiende en
la actualidad el arte de proyectar con sus propios resultados.
Y en realidad, después de un
tiempo de permanencia de la citada definición, con sus infinitas especulaciones
y detrimentos humanos, así resulta verse en la infografía forense, donde se
puede observar mediante el continuo marketing virtual, que nos invaden las
redes sociales, llenas de imágenes de proyecciones edificatorias bellas, carentes
y sin una propia ubicación, recién salidas e implantadas de sus cirugías ofimáticas,
rebosantes de interacción, para engordar las pretensiones artísticas de la arquitectura
de la ciencia ficción y poder acicalar los sueños inalcanzables del noventa por
ciento de la población.
Con lo cual, con toda certeza las
definiciones producen con el tiempo, efectos socialmente depredadores y transcendentalmente importantes
en el sostenimiento de una psicología ética.
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