El arcano del porvenir.
Entendemos que el Arte es un afán
del espíritu, y resulta innegable decir que existe en el humano espíritu, una
secreta intuición, y también junto con la observación, en la conciencia, un presentimiento
de la existencia de una divinidad infinita, es la razón de un principio primordial
increado, como manantial de las leyes fundamentales universales y de las
relaciones que se tienen entre sí.
El cansancio intelectual de
nuestra época habla muy poco a favor de nuestras aspiraciones, intentar buscar
en la filosofía existente, un medio salvador del arte, es imposible, esta
termina resultando una locura mental, permaneciendo como manicomio de la
inteligencia con únicamente una tendencia vivida sensitiva; correspondiéndose que
la filosofía nunca podrá suplantar el alma de la idea , el alma es luz que
oscila cuando ante lo genial se detiene y es lo mismo que procurar buscar entre mojadas
cenizas un chispazo para encender una hoguera.
La ciencia es innovadora de las
artes, cuando la inspiración la asimila a su inteligencia idiosincrasia; la
ciencia impera en toda mutación siempre que esta mutación obedezca a un
arranque sublime del pensamiento; la ciencia transforma las escuelas artísticas
siempre que los artistas encuentren el ella un rayo de luz soberana que
envuelva sus sentimientos, o un manto de sombras que encubra el disco
esplendido del astro de su idealismo.
El vigor y la limitación de la
existencia, tiene su propio termino en la peregrinación del Arte, resultando
este el propio derrotero de la humanidad, una huella que sigue al pensamiento
humano y una base del incesante y continuo progreso marcado por la ley natural.
El arte se universaliza con los instintos, siendo el vértigo de las civilizaciones.
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