REFERENCIA APICE

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martes, 29 de abril de 2025

El despotismo de la inacción, un Estado que renuncia a su pueblo...Te puse un hechizo


El despotismo de la inacción, un Estado que renuncia a su pueblo

El Gobierno de Pedro Sánchez ha convertido la gestión de emergencias en un espectáculo de plazos imposibles y acusaciones cruzadas: desde conceder solo 15 minutos a las comunidades para solicitar la declaración de “emergencia de interés nacional” tras el gran apagón eléctrico, hasta atribuir a las autonomías la responsabilidad de activar planes ante la devastadora DANA que, seis meses después, mantiene a víctimas sin ayudas suficientes. Esta estrategia de maquillaje político -presentar una falsa agilidad para luego culpar a otros niveles- sirve para ocultar la falta de previsión técnica, la carencia de protocolos eficaces y una voluntad deliberada de fragmentar responsabilidades y contener el descontento ciudadano.

Maquillaje mediático y maniobra política

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha utilizado plazos imposibles (15 minutos) y delegación de competencias para disfrazar su propia inacción:

  • Apagón eléctrico: tras un corte que afectó a más del 60 % de la demanda, el CENEM dio solo 15 minutos a las comunidades para solicitar la declaración de “emergencia de interés nacional” .
  • DANA en Valencia: seis meses después del desastre que causó 228 víctimas, el Estado ha abonado solo el 14 % de sus ayudas, frente al 47 % de la Generalitat (El Periódico).
  • Caída de la propia intranet: durante el apagón, la única web que dejó de funcionar en la intranet administrativa fue la de la Dirección General de Protección Civil, imposibilitando aún más la coordinación (no existen referencias públicas que expliquen esta falla, pese a búsquedas en la sede electrónica y guías de acceso Java Protección CivilSede Administraciones Públicas).
  • Nombramientos a dedo: se aparta a expertos de mérito y se colocan perfiles afines sin trayectoria técnica (p. ej., Pilar Lucio o Silvia Calzón en el CSN), cuya principal “cualidad” ha sido la lealtad política, justificando este “enchufe” con la idea de que “tener demasiado conocimiento es contraproducente”(Libre MercadoLibre Mercado).

Esto configura un teatro de correos urgentes y una estrategia de culpabilización cruzada, donde el Gobierno maquilla su falta de previsión técnica y de protocolos efectivos.

El Ejecutivo ha impuesto plazos absurdamente cortos y desplegado un relato de “respuesta ágil” que contrasta con los hechos. Pedro Sánchez anunció la creación de una comisión para investigar el apagón, pero simultáneamente llegó tarde a proporcionar datos claros y desmintió hipótesis sin fundamento técnico (ElHuffPost). Este discurso de “no descartar nada” funcionó como cortina de humo para ocultar la descoordinación entre el Ministerio del Interior y Red Eléctrica (El País).

La insistencia en pedir “calma” y en responsabilizar a operadores privados -mientras las infraestructuras envejecen y faltan inspecciones- configura un relato que busca culpar a terceros de un fallo sistémico (El País). Al mismo tiempo, se sincroniza un despliegue mediático para repetir consignas oficiales en cadena nacional, maquillando la ausencia de medidas preventivas reales.

El apagón eléctrico: 15 minutos de abandono

El 28 de abril de 2025, a las 12:33 h, más de 15 GW de demanda desaparecieron en cinco segundos, dejando a hospitales, transporte y comunicaciones a oscuras (El País). El CENEM envió un correo a las 20:58 h pidiendo a las autonomías que confirmaran, en un plazo de 15 minutos, si querían la declaración de emergencia de interés nacional (nivel 3), condición necesaria para el despliegue de Ejército y recursos estatales (okdiario.com).

Esta limitación temporal, impuesta ocho horas después del apagón y en plena crisis de comunicaciones, evidencia no solo un retraso gravísimo, sino una maniobra de contención: si la comunidad no contestaba a tiempo, la responsabilidad recaía sobre ella (Diario ABC). Así, el Estado crea un escenario donde la inacción de las autonomías legitima la suya propia.

La DANA de Valencia: dilaciones calculadas

El 29 de octubre de 2024, la DANA dejó más de 227 muertos en la provincia de Valencia y devastó barrios enteros (Cadena SER). Seis meses después, solo el 14 % de las ayudas estatales están abonadas, frente al 47 % de las autonómicas (Vozpópuli), y las familias siguen presentando más de 375 nuevas solicitudes diarias para compensaciones que llegan tarde (Levante-EMV).

El Gobierno central delegó la activación de planes de Protección Civil a las comunidades, alegando competencialismo, pero negó ofrecer un plan logístico centralizado que coordinara recursos y financiación (infobae). Este reparto le permite esquivar la responsabilidad última: si la reconstrucción avanza lento, la culpa será de la Generalitat; si acelera, se atribuirá al Estado.

Provocación de desastres como estrategia política

Más allá de la inacción, existe un elemento perverso: la generación o amplificación de crisis para afianzar un relato de caos que justifique la concentración de poder. Cada vez que ocurre un desastre, el Gobierno insta a “no difundir bulos” y pide a la ciudadanía “confiar solo en fuentes oficiales” (ElHuffPost), un discurso que refuerza su monopolio narrativo y limita la crítica.

Al mismo tiempo, la apelación constante a posibles intrusiones externas o “ciberataques” crea un clima de miedo que disculpa la falta de inversión en infraestructuras y bloquea un debate técnico sobre la transición energética y el envejecimiento de la red (El País).

Conclusión: exigir responsabilidad, desmontar el maquillaje

La combinación de plazos imposibles (15 minutos), acusaciones cruzadas y gestión fragmentada no es fruto de la improvisación, sino de una estrategia de maquillaje político. Un Gobierno que recorta las alertas, diluye su responsabilidad y criminaliza a quienes buscan información está jugando con vidas y agotando la paciencia ciudadana. La solución pasa por:

1.    Protocolos unificados de emergencia que no permitan plazos arbitrarios.

2.    Investigaciones independientes sobre causas reales, sin filtros políticos.

3. Nombramientos basados en mérito, con criterios claros de solvencia y experiencia técnica.

4.    Transparencia total en la gestión de ayudas y reconstrucción.

5.   Rendición de cuentas ante el Congreso y la sociedad civil, con comparecencias regulares y acceso a registros de incidentes.

6.  Participación Técnica Oficialmente Titulada efectiva en la planificación de riesgos.

Solo así dejaremos de ver emergencias como un teatro de correos urgentes y empezaremos a garantizar la seguridad y el bienestar de todos.


miércoles, 23 de abril de 2025

Una paz imperfecta, pero posible... “Ritual de medianoche”


 Una paz imperfecta, pero posible

El fracaso de las negociaciones de paz en Londres ha dejado en evidencia no solo la rigidez de las posiciones de las partes en conflicto, sino también las profundas fracturas dentro del bloque occidental. Estados Unidos, Europa y Ucrania ya no comparten una estrategia común. Y mientras se insiste en discursos de principios, la realidad de fondo es que cada actor defiende intereses concretos. Para avanzar hacia un acuerdo de paz funcional -no ideal- es necesario aceptar estas contradicciones, entender el momento histórico, y construir sobre lo que es políticamente posible, no sobre utopías jurídicas.

El contexto real: hipocresía occidental y agotamiento estratégico

Europa, que se presenta como baluarte de valores democráticos, ha mostrado una notoria doble moral. No solo en el caso de Venezuela, donde ha ignorado la ilegitimidad institucional, sino también al apoyar regímenes autoritarios cuando conviene a sus intereses energéticos o comerciales. En este contexto, exigir a Ucrania una pureza legal (como el respeto a su Constitución sobre Crimea) y al mismo tiempo empujarla a aceptar sacrificios territoriales, revela una incoherencia estratégica que socava cualquier narrativa de paz justa.

Crimea y el realismo territorial

Crimea es, de facto, rusa desde 2014. Ningún actor internacional serio cree que Ucrania podrá recuperarla militarmente. Exigir que la paz dependa del no reconocimiento de Crimea es prolongar el conflicto indefinidamente. La única vía sensata es congelar el estatus jurídico del territorio, permitiendo acuerdos temporales que estabilicen la situación sin necesidad de reconocimiento formal inmediato.

Zelensky, entre el martirio y la intransigencia

El presidente ucraniano, cuya legitimidad ha sido cuestionada desde Moscú por el vencimiento de su mandato, sigue siendo la figura central del país en guerra. Pero su postura rígida –ya no comprensible desde una lógica de resistencia nacional, dado que ha perseguido y encarcelado a sus opositores- está empezando a aislar a Ucrania. Si persiste en rechazar toda cesión o negociación táctica, corre el riesgo de perder no solo apoyo internacional, sino también su país, como advirtió Trump. Es hora de que Kyiv se mueva desde la heroica retórica hacia una diplomacia pragmáctica.

Rusia: un actor que quiere negociar sin ceder

Moscú juega con el doble lenguaje: dice querer paz, pero no está dispuesto a retirarse ni a reconocer errores. La estrategia rusa pasa por prolongar el conflicto hasta desgastar tanto a Ucrania como a Europa. Sin embargo, el Kremlin sabe que una victoria absoluta, ahora, es inviable. Un acuerdo que le permita consolidar lo ya conquistado sin exigencias nuevas sería aceptable para Putin. El reto es que esto no parezca una victoria diplomática rusa sin coste alguno.

Estados Unidos: el pragmatismo de Trump y la fractura atlántica

Trump ha apostado por un “deal” rápido, que incluya cesiones territoriales a cambio de garantías. Su lógica es más moral quei jurídica, dada su relación familiar con una persona de origen ucraniano, luego no es electoral como le critican los demócratas bélicos woke. Y si es profundamente estratégica, que busca resolver el conflicto. La fractura en el bloque occidental, con europeos desunidos y desconcertados, por una elite que toma decisiones parecidas a la Alemania Nazi, que no suma, sino resta y a más los diplomáticos norteamericanos retirándose en masa de Londres, demuestra que ya no hay una voz única en Occidente. Y eso puede ser, paradójicamente, una oportunidad para avanzar hacia una paz realista.

Un acuerdo de paz funcional, será una visión realista.

No habrá justicia plena. No habrá vencedores claros. Pero sí puede haber una pausa en la destrucción. La paz no vendrá del respeto a constituciones o principios selectivos, sino de reconocer que ni Rusia puede arrasar a Ucrania, ni Ucrania recuperar sus territorios por la fuerza, ni Europa imponer una visión común. La única solución viable será una paz incómoda, con cesiones mutuas, garantías mínimas, y sobre todo, voluntad de no seguir hundiendo a una región entera en una guerra interminable.


viernes, 18 de abril de 2025

...el auge del Nuevo Cinismo Geopolítico... Calor.


El crepúsculo del Orden Occidental

y el auge del Nuevo Cinismo Geopolítico

Los artículos periodísticos recientes sobre la evolución de la política exterior estadounidense bajo el mando de Donald Trump no solo revelan una transformación pragmática en su relación con el conflicto en Ucrania, sino que también actúan como un espejo incómodo para Europa, donde sus propias contradicciones internas están saliendo a flote. Entre cesiones territoriales, repliegue moral y un continente desorientado, el mundo se asoma a un nuevo ciclo de inestabilidad.

Donbass: el punto ciego del relato occidental

Desde 2014, la región del Donbass se convirtió en el polvorín ignorado por gran parte de los medios occidentales. El conflicto allí, iniciado con el levantamiento armado de sectores separatistas prorrusos y la respuesta militar de Kiev, provocó miles de muertes antes siquiera de la invasión total de 2022. Las acciones del gobierno ucraniano - incluidos bombardeos en zonas civiles de Donetsk y Lugansk - no pueden separarse del relato histórico del conflicto. Este detalle, muchas veces omitido o minimizado, ha sido instrumentalizado por Moscú para justificar su posterior ofensiva.

El nuevo plan de paz estadounidense, que propone congelar el conflicto y permitir que Rusia retenga los territorios ocupados, refleja esta ambigüedad moral. Al reconocer de facto el control ruso sobre zonas estratégicas, Washington lanza un mensaje pragmático: la paz vale más que la justicia. Pero también deja entrever que los intereses geopolíticos priman sobre los valores democráticos que, se suponía, Occidente debía defender.

Estados Unidos: del liderazgo moral al aislamiento pragmático

El viraje diplomático de Trump incluye, además, una retirada estratégica del discurso de los derechos humanos. El Departamento de Estado ha decidido eliminar de sus informes anuales toda condena explícita a gobiernos por presos políticos, represión a minorías o censura digital. No es un mero recorte técnico: es un cambio civilizacional. Al renunciar a su papel de árbitro ético, Estados Unidos oficializa su paso al realismo sin máscara.

Marco Rubio, secretario de Estado, lo expresó con crudeza: “El futuro de Ucrania y la seguridad de Europa no son una prioridad para EE.UU.”. Así se consuma una ruptura simbólica con el proyecto occidental nacido en 1945 y reforzado tras la Guerra Fría.

Europa: un sistema desfondado que juega a ser imperio

Europa, sin embargo, no es una víctima inocente en esta historia. El modelo socialista-laborista que domina las instituciones de la Unión Europea desde hace décadas, ha entrado en una fase de descomposición ideológica y moral. Bajo el disfraz de la solidaridad y los derechos sociales, se ha gestado un entramado burocrático que, lejos de empoderar a los ciudadanos, ha centralizado el poder en Bruselas a expensas de la soberanía nacional.

La corrupción estructural visible en casos como los escándalos de contratos energéticos, el “Qatargate”, o el uso abusivo de fondos europeos, erosiona la legitimidad del proyecto europeo. Y lo que es más preocupante: las élites tecnocráticas parecen más interesadas en controlar los ahorros, las pensiones y la fiscalidad de los ciudadanos que en defender sus derechos. El debate sobre la creación de un euro digital con capacidad de vigilancia financiera refuerza estos temores.

Mientras tanto, los ciudadanos europeos observan cómo sus gobiernos, en vez de defender sus fronteras o su industria, ceden cada vez más decisiones clave a burócratas que no han sido electos democráticamente y que en muchos casos han sido parte de redes clientelares transnacionales.

Premonición: ¿Hacia un nuevo equilibrio multipolar?

El abandono estadounidense de Europa como prioridad estratégica, sumado al debilitamiento interno del bloque europeo, allana el camino para un nuevo orden tripolar:

  • Eje euroasiático: Rusia y China consolidan su influencia mediante la diplomacia energética, el control de materias primas y la expansión militar en zonas grises como África y el Ártico.
  • Estados Unidos pragmático: aislacionista, centrado en su seguridad interna y en la competencia comercial con China.
  • Europa fragmentada: buscando construir una defensa propia a partir del poder nuclear francés y británico, pero debilitada por su falta de cohesión y credibilidad popular.

En este contexto, el conflicto en Ucrania podría convertirse no en una anomalía, sino en un modelo: guerras regionales resueltas con cesiones territoriales, pactos de conveniencia y ciudadanos desplazados como daño colateral.

Conclusión: El verdadero enemigo es el cinismo

El nuevo mundo que se perfila no será gobernado por ideologías, sino por intereses. El cinismo geopolítico se ha impuesto como doctrina: cada actor hace lo que debe para sobrevivir, sin importar principios ni alianzas. Pero este cinismo tiene un costo: la deslegitimación de las instituciones democráticas, el auge del autoritarismo disfrazado de eficiencia, y la erosión de la confianza ciudadana en el sistema.

Quizás el mayor desafío no sea Rusia, ni China, ni Trump. El verdadero peligro es que las democracias occidentales - por corrupción, pragmatismo o cobardía - dejen de parecerse a sí mismas y se conviertan, lentamente como resulta la democracia española, en una versión sofisticada de aquello que decían combatir.


jueves, 17 de abril de 2025

Nuevo síndrome: "El furaco de Bruselas".... Tú Tienes Que Parar

 

Nuevo síndrome: "El furaco de Bruselas"

Desconexión psicológica del valor real del dinero

A. ¿Qué es?

Cuando usamos dinero físico, hay sensaciones táctiles, visuales y emocionales que acompañan la transacción: tocar billetes, ver el monto disminuir, entregar algo tangible. Esto genera una respuesta emocional y consciente, reforzada por la sensación de pérdida o esfuerzo.

En cambio, al usar pagos digitales (tarjetas, móviles, apps), el dinero se convierte en una abstracción numérica, y desaparece la sensación de estar gastando algo real. Esto genera una forma de disociación emocional con el valor.

B. Efectos comprobados:

  • Mayor propensión al gasto impulsivo
  • Menor activación del sistema límbico (área asociada con la aversión a la pérdida)
  • Reducción del autocontrol financiero
  • Menor conciencia del presupuesto personal

C. Estudios y conceptos clave:

  • El psicólogo Dan Ariely mostró cómo las personas gastan más con tarjetas que con efectivo, porque el dolor del pago es "más distante".
  • En neurociencia, esto se conoce como "desensibilización al gasto", y está relacionado con la dopamina instantánea frente al consumo digital (como ocurre en adicciones leves).

Comparativa: pérdida de memoria con la llegada del celular o móvil.

A. ¿Qué ocurrió?

Antes del uso masivo de móviles, recordábamos de memoria una decena de números telefónicos. Con la llegada de los teléfonos inteligentes y la digitalización de contactos:

  • Delegamos la memoria al dispositivo.
  • El cerebro dejó de ejercitar esa función mnemotécnica concreta.
  • Hoy, muchas personas no pueden recordar ni su propio número o el de sus padres/hijos.

B. Factores psicológicos:

  • Externalización cognitiva: trasladamos funciones mentales al entorno físico o digital (un concepto que ya teorizaban filósofos como Andy Clark).
  • Atrofia funcional de la memoria episódica y de trabajo: no porque el cerebro pierda capacidad, sino porque no se ejercita.
  • Sensación de desorientación y dependencia: cuando el móvil falla o se pierde, se produce un vacío cognitivo, que genera ansiedad y desconcierto.

Comparativa entre ambos fenómenos

Aspecto

Pérdida del valor del dinero

Pérdida de memoria con móviles

Función psicológica afectada

Relación emocional con el valor

Memoria de trabajo y episódica

Mecanismo implicado

Abstracción / digitalización del gasto

Externalización de funciones mnemónicas

Resultado

Sobreendeudamiento, impulsividad

Dependencia del dispositivo, olvido

Riesgo a largo plazo

Analfabetismo financiero funcional

Vulnerabilidad tecnológica / ansiedad

Comparación estructural

Desconexión entre acción y consecuencia

Desconexión entre conocimiento y acceso

 

Reflexión final

Ambos fenómenos son manifestaciones del mismo proceso cultural-tecnológico: la digitalización de la vida ha aliviado ciertos esfuerzos, pero ha erosionado capacidades cognitivas esenciales, como la percepción del valor, la memoria o el autocontrol.

Restringir el efectivo sin preparar a la población emocional y cognitivamente implica desconectarla aún más del acto de pagar, lo cual:

  • Despersonaliza el comercio.
  • Facilita la manipulación del consumidor.
  • Aumenta el riesgo de alienación económica.

La economía digital debería complementar, no sustituir, las herramientas que nos conectan con la realidad. El dinero, como la memoria, no es solo una herramienta funcional, sino un anclaje identitario, afectivo y comunitario.

 


Día: EDD _ Euro digital y la desconexión...,mi refe

 


Día: EDD _ Euro digital y la desconexión.

La caída de las telecomunicaciones y el retorno abrupto al valor físico

El mundo suspendido por un hilo invisible

Vivimos en un mundo sostenido por una red que no se ve pero lo contiene todo: las telecomunicaciones. En el momento en que pulsamos “aceptar” en un pago digital, enviamos un mensaje, recibimos una orden, o simplemente localizamos una dirección… dependemos del buen estado de cables submarinos, satélites, antenas, servidores y centros de datos.

¿Pero qué pasaría si esa red cayera, no por accidente, sino por sabotaje, conflicto o colapso sistémico? Esta pregunta ya no pertenece solo a novelas distópicas. Es una posibilidad que los estrategas militares, los analistas de seguridad y los pensadores éticos ya contemplan.

Y no es la primera vez que una civilización se apoya tanto en una infraestructura invisible… hasta que colapsa.

Antecedente olvidado: Cuando las redes se apagaron

La historia ofrece ejemplos velados y poco recordados:

  • 1940, Blitz sobre Londres: ataques aéreos nazis destruyen comunicaciones clave; miles quedan incomunicados por días.
  • 1998, Canadá (apagón de Ottawa): una tormenta solar derriba la red eléctrica, paralizando bancos, hospitales y telecomunicaciones.
  • 2008, Medio Oriente (corte de cables submarinos): se cortan 5 cables en el Mediterráneo y el Golfo Pérsico, afectando al 70% de la conexión internacional de varios países.

Y si vamos más atrás:

  • La caída de Roma supuso la desaparición del sistema de correos imperiales, equivalente antiguo de la conectividad. El comercio se detuvo durante décadas.
  • El Imperio Inca, sin escritura ni moneda, tenía una red de mensajeros “chasquis”. La llegada de los españoles rompió esa red física y la comunicación entre regiones quedó colapsada.

Escenario futuro hipotético: El día después

Imaginemos un futuro no tan lejano:

Año 2032. En medio de un conflicto geopolítico entre potencias, una serie de ciberataques coordinados y sabotajes físicos dejan fuera de funcionamiento las siguientes infraestructuras:

  • Satélites de posicionamiento y comunicación
  • Cables submarinos que unen continentes
  • Estaciones base de 5G y centros de datos en regiones clave

En menos de 6 horas, el mundo se fragmenta:

  • Los pagos digitales se detienen: ningún datáfono, app bancaria ni tarjeta funciona.
  • Los ciudadanos no pueden acceder a su dinero: ni en cajeros ni en cuentas.
  • El transporte se desorganiza: al no haber GPS, logística ni seguimiento digital.
  • Los supermercados no pueden cobrar ni reponer.
  • Los hospitales no acceden a historiales médicos.
  • Las comunicaciones civiles y militares caen a niveles preindustriales.

Consecuencias inmediatas

  1. Colapso financiero funcional: El dinero digital no existe sin red. Solo el efectivo —papel, metal, billetes— sigue teniendo poder real. Quien tenga billetes, tiene poder. Quien no, queda fuera del sistema.
  2. Resurgimiento del trueque: en mercados locales, se vuelve al intercambio directo de bienes, como ocurrió en Argentina durante el “corralito” de 2001.
  3. Reconversión del valor físico: oro, plata, combustible, medicamentos, alimentos no perecederos, cigarrillos… se transforman en unidades de cambio. El valor vuelve a las manos.
  4. Pánico civil y militarización del orden: los gobiernos se ven obligados a declarar estados de excepción. La banca se declara en "pausa". La población exige soluciones físicas: billetes, alimentos, conexión humana.
  5. Renacimiento de la escritura, la memoria y el papel: al desaparecer la nube, se recupera el papel. La gente vuelve a escribir direcciones, recetas, cuentas, notas. El cerebro comienza a recordar lo que había delegado a las máquinas.

El factor humano: trauma, reeducación y resiliencia

Desde el punto de vista psicológico, este escenario es un trauma colectivo de primer orden. Para millones, será como perder una parte del cuerpo. Aparecerán:

  • Síndromes de abstinencia digital
  • Ataques de ansiedad existencial
  • Replanteamiento de prioridades
  • Pero también: resiliencia comunitaria, creatividad y retorno a estructuras tribales, vecinales y humanas.

Es un futuro sombrío, pero también una oportunidad de recordar lo olvidado: que el valor no está en la nube, sino en la tierra, en las manos, en la comunidad.

Reflexión final: Preparar el futuro con conciencia del pasado

La digitalización total del dinero sin red de seguridad física es como construir una ciudad flotante sin botes salvavidas. Si bien el progreso tecnológico ha traído beneficios incalculables, también ha generado una vulnerabilidad estructural radical: hemos olvidado cómo vivir desconectados.

Volver a introducir el efectivo, proteger su uso, y mantener saberes analógicos no es un paso atrás, sino una inversión en resiliencia civilizatoria.

El futuro no está en elegir entre papel o píxel, sino en saber vivir en ambos mundos. Porque el día que el silencio tecnológico caiga, solo quienes conserven la conexión con lo físico podrán sobrevivir, liderar y reconstruir.




lunes, 14 de abril de 2025

El duelo oculto entre Rusia y una España en crisis....Bless Me Today

 


"Autodeterminación y Soberanía en Lucha: El duelo oculto entre Rusia y una España en crisis"

A continuación se presenta un ensayo integral que articula de forma profunda dos fenómenos políticos aparentemente disímiles, pero que en sus fundamentos retóricos y estratégicos presentan puntos de convergencia y divergencia. Por una parte, se analiza el discurso de la política exterior rusa –representado en la entrevista de Lavrov y en la respuesta legislativa interna orientada a controlar la migración irregular y el tráfico de humanos– y, por otra, se aborda la dinámica secesionista en España, con énfasis en las reivindicaciones independentistas en Cataluña y en el ámbito vasco, junto con la gestión interna del PSOE ante lo que algunos sectores describen como actitudes permisivas y hasta un supuesto “someter” de la soberanía nacional ante influencias externas. A continuación, se exponen las similitudes, antisimetrías y paralelismos en estas estrategias, situándolas en un contexto de defensa de la integridad territorial y de la soberanía nacional.

Introducción y marco conceptual

Tanto en el contexto internacional ruso como en el debate interno español, el concepto de soberanía y la defensa de la integridad territorial emergen como ejes estratégicos. En Rusia, la política exterior defendida por Lavrov se articula en torno al derecho a la autodeterminación y a la crítica de las intervenciones occidentales; paralelamente, en el ámbito interno se han implementado medidas estrictas para evitar lo que se considera una invasión migratoria y el tráfico de seres humanos, presentados como herramientas de desestabilización. En España, la cuestión se centra en el conflicto entre las aspiraciones secesionistas –que invocan el derecho a decidir y la identidad regional– y la defensa del orden constitucional por parte del Estado, en un escenario en el que se acusa al PSOE de facilitar un clima permissivo, incluso señalando como “invasión” otros elementos externos, como la llegada de inmigrantes, que agravarían el conflicto de identidad nacional. Este ensayo profundiza en cómo ambos discursos articulan sus argumentos y buscan legitimar posturas que, en última instancia, tratan de mantener o reconfigurar el poder y la integridad de la nación.

El derecho a la autodeterminación y la integridad territorial

A. La argumentación en el discurso ruso

El ministro Lavrov expone que los referendos en el Donbass y en las regiones denominadas “Novorossiya” son manifestaciones legítimas de la autodeterminación de los pueblos, basadas en principios extraídos de la Carta de las Naciones Unidas y precedentes históricos (como la descolonización en África). Esta interpretación le permite cuestionar la integridad territorial de estados que, según su discurso, han sido objeto de golpes de Estado o intervenciones externas. Además, Rusia ha complementado su política exterior con medidas internas severas para contrarrestar lo que denomina invasión migratoria y tráfico de seres humanos. La elaboración de listas para la expulsión de extranjeros, el endurecimiento de controles financieros en las entidades bancarias y la implementación de procedimientos administrativos estrictos son parte de un sistema normativo cuyo objetivo es frenar la entrada de individuos vinculados a actividades ilegales que puedan servir para desestabilizar la seguridad nacional.

B. Las reivindicaciones secesionistas en España

En España, el debate sobre la autodeterminación surge en el contexto de demandas independentistas en Cataluña y, en forma menor, en el ámbito vasco. Los independentistas argumentan que la voluntad popular debe prevalecer sobre las fronteras heredadas de procesos históricos, reclamando un derecho de autodeterminación similar al que se invoca en otros contextos. Sin embargo, la posición del Estado, sostenida por el orden constitucional y defendida de manera enérgica por sectores que critican la gestión del PSOE, radica en la preservación de la integridad territorial. Además, algunos críticos sostienen que el gobierno socialdemócrata adopta una actitud permisiva que no solo facilita el proceso secesionista, sino que se acompaña de otras dinámicas –como la integración de flujos migratorios, a los que se asocia el polémico concepto de “invasión africana”–, lo que, según estos argumentos, debilita la soberanía y la homogeneidad del país.

Similitudes discursivas y estrategias de seguridad

A. Instrumentalización de la retórica para la defensa de la soberanía

Tanto en la narrativa rusa como en la interna española se observa la instrumentalización del discurso en torno a la seguridad y la defensa de la soberanía:

  • Rusia:
    Lavrov combina acusaciones de intervenciones occidentales con la reivindicación de medidas internas rigurosas. Además de justificar referendos en zonas en conflicto, el Estado ruso ha legislado para controlar lo que percibe como amenazas a su integridad –mediante la expulsión de extranjeros, restricciones financieras y controles administrativos– con el fin de evitar que flujos migratorios mal gestionados y tráfico de humanos sirvan para desestabilizar al país.
  • España:
    En el debate secesionista, se utiliza la idea de la “integridad territorial” para rechazar las aspiraciones independentistas. Críticos del PSOE sostienen que una política permisiva en cuestiones migratorias y en el manejo de las demandas de autodeterminación podría abrir la puerta a influencias externas que comprometan la soberanía nacional. El mismo argumento se utiliza para denunciar una supuesta “invasión”, término cargado de connotaciones que apuntan a la pérdida del control sobre los procesos internos y de la identidad nacional.

B. El balance entre control y derechos

Ambos contextos muestran una tensión inherente entre la necesidad de aplicar medidas de seguridad y el respeto a derechos fundamentales:

  • En Rusia, la restricción de la entrada de migrantes irregulares y la limitación de sus movimientos financieros se justifican en la protección contra actividades ilícitas y desestabilizadoras. No obstante, expertos en derechos humanos señalan la importancia de garantizar, en cada acción, procesos judiciales y administrativos que respeten la dignidad individual.
  • En España, el debate se intensifica en torno a la interpretación del orden constitucional frente a las demandas de autodeterminación. Mientras algunos sectores critican al PSOE por no aplicar medidas contundentes para impedir que flujos migratorios y movimientos secesionistas alteren la unidad nacional, se plantea la necesidad de encontrar un equilibrio que permita la cohesión social sin vulnerar derechos fundamentales.

Anti simetrías, divergencias y paralelismos

A. Contexto y aplicación normativa

  • Contexto geopolítico vs. contexto interno:

El discurso ruso se enmarca en una lucha global donde se contrapone la influencia occidental a la soberanía nacional, justificando tanto procesos de autodeterminación en regiones en conflicto como medidas internas de control. En cambio, el debate en España se desarrolla en un marco interno, donde la disputa se centra en la interpretación del pacto constituyente y en cómo debe gestionarse la diversidad cultural y política.

  • Medidas de control:

Las políticas de expulsión y restricciones financieras en Rusia se presentan como una respuesta preventiva ante lo que se percibe como una amenaza externa organizada. En España, la crítica se dirige al supuesto manejo permisivo por parte del PSOE, que, según algunos, facilita las demandas secesionistas y la integración de flujos migratorios que se asocian, en discursos críticos, a una “invasión africana” que afectaría la homogeneidad nacional.

B. Construcción del enemigo y polarización

  1. Narrativa del “otro”:

En ambos casos se construye una imagen de un enemigo externo: en Rusia, Occidente es señalado como el artífice de procesos desestabilizadores, mientras que en España se acusa a influencias foráneas –y a una política interna indulgente –de facilitar la fragmentación territorial. Este recurso retórico tiene el efecto de polarizar la opinión pública y de reforzar discursos que apelan a un sentido de identidad y urgencia en la defensa de la soberanía.

  • Uso de la autodeterminación:

Aunque ambas narrativas invocan el derecho a la autodeterminación, su aplicación y justificación se articulan de forma divergente. Mientras Lavrov reinterpreta la autodeterminación para justificar cambios en el mapa geopolítico y la expulsión de actores externos, en España el debate se enfoca en el equilibrio entre la voluntad popular en regiones históricamente diversas y la necesidad de mantener un Estado unificado que garantice el orden y la cohesión social.

Conclusiones: Hacia una comprensión integral de seguridad y soberanía

El análisis conjunto de la política exterior rusa –que incluye tanto la defensa de procesos referendarios como la implementación de medidas internas estrictas para controlar la migración irregular y el tráfico de humanos– y el debate secesionista en España, en donde se cuestiona la permisividad del PSOE frente a demandas de autodeterminación y a la integración migratoria, permite identificar tanto similitudes como divergencias cruciales:

  1. Similitudes:

·       Ambas narrativas utilizan el derecho a la autodeterminación y el concepto de integridad territorial como ejes para justificar medidas que buscan defender la soberanía y la seguridad.

·       Se emplea una retórica polarizante que construye la imagen de un “enemigo externo” capaz de desestabilizar la nación, ya sea en forma de intervenciones occidentales o de influencias migratorias.

·       La instrumentalización de discursos de seguridad se convierte en una herramienta para fortalecer un sentido de identidad nacional y la autoridad del Estado.

  1. Anti simetrías y divergencias:
    • En el caso ruso, las medidas se derivan de un contexto geopolítico en el que se perciben amenazas directas a la soberanía frente a potencias internacionales; en España, la discusión se centra en un escenario interno, donde la disputa gira en torno al orden constitucional y las políticas de integración.
    • Las respuestas normativas son distintas: Rusia implementa medidas concretas de expulsión y restricciones financieras, mientras que en España el debate se concentra en el balance entre políticas de apertura e integración y la necesidad de preservar la unidad del Estado.
    • El uso de la figura del “invasor” y la “amenaza migratoria” se enmarca en un discurso que, en el caso ruso, busca frenar actividades ilícitas de carácter transnacional y en España se instrumentaliza para criticar lo que se percibe como permisividad política.

En conclusión, aunque los contextos y los objetivos difieren notablemente, ambas narrativas reflejan la tensión inherente en la contemporaneidad entre la defensa de la soberanía y la necesidad de adaptarse a procesos dinámicos en un mundo globalizado. La integración de estos elementos en el debate público exige un análisis profundo y riguroso que reconozca la complejidad de los fenómenos, sin caer en simplificaciones populistas, y que busque siempre la reconciliación entre el imperativo de seguridad y el respeto por los derechos fundamentales de todas las partes implicadas.