REFERENCIA APICE

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jueves, 17 de julio de 2025

Colonización institucional,...síntoma sistémico....Baile De Fantome

 


Colonización institucional, dejación administrativa y erosión del control parlamentario: el caso Ábalos como síntoma sistémico

El presente escrito tiene por objeto poner en conocimiento de las autoridades de fiscalización y control del Estado un conjunto de hechos de extraordinaria gravedad institucional que trascienden a una persona concreta y revelan una posible estructura de permisividad, colonización de órganos de control y neutralización de garantías legales en el ámbito del Parlamento español. Este fenómeno, consolidado desde el año 2018 bajo el Gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), encuentra su expresión paradigmática en el caso del exministro y diputado José Luis Ábalos.

Hechos conocidos y reconocidos

A través de documentación pública y reconocida formalmente por el Congreso de los Diputados, se constata:

·      Que entre los años 2014 y 2024 se transfirieron al Sr. Ábalos más de 751.421 € en concepto de retribuciones públicas.

·      Que el Congreso no exigió ni una sola vez certificación de titularidad bancaria, tal como ha reconocido oficialmente en escrito remitido al Tribunal Supremo.

·      Que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha detectado que sólo 78.841 € figuran en las cuentas atribuidas al exministro, abriendo una enorme brecha de más de 670.000 € no localizados.

·      Que este procedimiento anómalo, contrario a cualquier estándar de buena gestión pública, se ha mantenido durante toda la legislatura del PSOE (2018–2024), sin que el Gobierno haya adoptado medida alguna para corregirlo.

Valoración jurídica

A. Incumplimiento flagrante de la Ley General Presupuestaria (Ley 47/2003)

El art. 11 obliga a garantizar el control efectivo del gasto. La transferencia de fondos sin verificar que el beneficiario es el titular de la cuenta equivale a una entrega ciega de recursos públicos. Esta práctica no es tolerada ni en entidades locales ni en la administración periférica, pero se ha institucionalizado en la Cámara Baja.

B. Posible infracción penal: malversación de caudales públicos (art. 432 CP)

La jurisprudencia reciente del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional (STC 192/2023) establece que la simple desviación o uso irregular del dinero público, incluso sin ánimo de lucro, configura malversación. Si se constata que el dinero no fue ingresado en una cuenta del propio Ábalos, podría haber:

·      Un delito de malversación por terceros (beneficiarios reales)

·      Y una coautoría por omisión de los órganos administrativos y políticos que no controlaron el pago.

C. Posible responsabilidad contable por alcance (Tribunal de Cuentas)

En paralelo a lo penal, el desvío o ausencia de justificación de fondos públicos genera responsabilidad contable, conforme a los arts. 38, 39 y 72 de la Ley Orgánica del Tribunal de Cuentas.

D. Vulneración sistemática de la Ley de Transparencia y Buen Gobierno

Desde la entrada en vigor de la Ley 3/2015, los diputados y altos cargos tienen el deber legal de:

·      Gestionar los fondos con diligencia y trazabilidad (art. 26)

·      Evitar cualquier actuación que genere confusión sobre el destino del dinero público

Implicación del Gobierno del PSOE y colonización institucional

Desde la llegada al poder del PSOE en 2018, se ha consolidado una práctica de colonización institucional, que se traduce en:

·      Control político de la Fiscalía General del Estado, que actualmente carece de credibilidad para investigar a miembros del propio Ejecutivo.

·      Neutralización de órganos administrativos dependientes del Ministerio de Hacienda, incapaces o desinteresados en aplicar controles básicos de trazabilidad.

·      Pasividad del Congreso, cuya Mesa ha actuado de forma sistemáticamente omisiva en lo que respecta a la supervisión de pagos.

·      Esta colonización institucional ha vaciado de contenido los controles cruzados del sistema parlamentario y ha permitido que la Cámara Baja funcione como una "zona opaca" del Estado, donde ni se exige titularidad bancaria, ni se fiscalizan donaciones, ni se cotejan datos fiscales reales.

No estamos ante un fallo puntual, sino ante un modelo sistémico de impunidad administrativa.

Petición formal

A la luz de lo expuesto, el pueblo y los ciudadanos españoles solicitan:

A) Al Tribunal de Cuentas:

·      Que practique una auditoría especial de los pagos a todos los diputados desde 2014, con foco específico en la:

·      Verificación de la titularidad de cuentas bancarias.

·      Discrepancia entre pagos declarados y fondos bancarios ingresados.

·      Que se valore la existencia de responsabilidad contable de los órganos del Congreso y de quienes permitieron esta práctica.

B) A la Oficina de Conflictos de Intereses:

·      Que abra expediente sancionador al Sr. Ábalos por posible ocultación o gestión irregular de fondos públicos.

·      Que extienda la investigación a otros diputados si se demuestra que esta omisión es una práctica generalizada.

C) A la Comisión Mixta Congreso-Senado:

·      Que se solicite la comparecencia de:

·      Miembros de la Mesa del Congreso (2014–2024)

·      Responsables de Administración y Tesorería

·      Representantes del Ministerio de Hacienda desde 2018

·      Que se acuerde la reforma inmediata del procedimiento de pagos a representantes públicos, con obligación de titularidad bancaria certificada.

A resueltas

El caso del Sr. Ábalos no es una excepción: es la consecuencia de un modelo de control destruido desde dentro, por la ocupación de los órganos institucionales clave por parte del partido en el poder.

El Estado de derecho no se erosiona únicamente por actos ilícitos, sino también por la sistemática omisión de controles básicos.

Este documento se presenta como una denuncia ciudadana fundada en el interés público, instando a los órganos aún operativos del sistema constitucional a actuar con firmeza.

Consideraciones sobre la responsabilidad del actual Presidente del Gobierno

No puede completarse este análisis sin referirse al principal responsable político de la situación institucional actual: el presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

Desde su llegada al poder en junio de 2018, Sánchez ha edificado un modelo de Gobierno basado no en la regeneración democrática prometida, sino en la colonización sistemática de las instituciones, la erosión de contrapesos y la impunidad de sus círculos de confianza.

Hoy por hoy, más de veinte personas cercanas a su Ejecutivo, entre exministros, asesores, altos cargos y dirigentes del PSOE, están imputadas por delitos vinculados a la corrupción, el tráfico de influencias o la malversación. El “caso Koldo”, que afecta directamente a su exministro Ábalos, no es un episodio aislado, sino una manifestación más de una maquinaria clientelar operativa dentro del Estado.

Lejos de asumir responsabilidades, el presidente ha optado por:

·      Normalizar la corrupción sistémica como si fuera un peaje inevitable.

·      Blindar a sus afines mediante cargos, aforamientos y pactos de silencio institucional.

·      Silenciar a los órganos de control, promoviendo nombramientos claramente partidistas en la Fiscalía, el CIS, el INE, el Tribunal Constitucional e incluso en la Abogacía del Estado.

El modelo de poder construido por Sánchez convierte al Estado en una herramienta de defensa personal y partidista, antes que en un garante del interés general. Ha hecho del uso del BOE y del presupuesto público un instrumento de supervivencia política.

La descomposición institucional ya no es un riesgo: es una realidad diaria, visible en los tribunales, en los medios y en la calle. Los casos de corrupción ya no se enumeran, porque han superado el umbral de lo cuantificable. Vivimos una situación de inmunidad estructural, donde los delitos se gestionan políticamente, y donde el poder ya no responde ante el derecho, sino que lo manipula.

En ese marco, no es exagerado afirmar que el presidente Sánchez ha pasado de ser un jefe del Ejecutivo a un facilitador del deterioro institucional, y su figura quedará, sin duda, marcada en la historia de España como la de quien permitió y en gran medida orquestó la degradación del sistema constitucional por dentro.

Pedro Sánchez no es simplemente un jefe del Ejecutivo que gobierna mal: es el artífice y beneficiario de una estructura de poder que ha sustituido el orden constitucional por una arquitectura de impunidad, opacidad y sumisión a intereses contrarios a la legalidad y a la soberanía nacional.

La corrupción como sistema y el desprecio por la legalidad

El entorno del presidente está marcado por más de veinte casos abiertos por corrupción, algunos tan graves como el caso Koldo, que compromete directamente al exministro Ábalos y salpica al núcleo de Moncloa. Cada nuevo escándalo es presentado como un caso aislado o una anécdota: una “bikoka” más, en el lenguaje de quienes han normalizado la podredumbre del aparato del Estado.

Esta banalización de la corrupción descansa en la convicción política de que el ciudadano medio no conoce ni las leyes ni el funcionamiento institucional, y por tanto es fácilmente manipulable o desmovilizable. Esa ignorancia, en lugar de corregirse mediante pedagogía democrática, es utilizada como arma de control.

Alianzas con enemigos de la legalidad democrática

Pedro Sánchez no sólo ha demolido los controles internos del Estado, sino que ha construido alianzas políticas y diplomáticas con grupos e individuos que representan abiertamente intereses contrarios a los principios constitucionales y a la legalidad internacional.

·      Ha pactado con formaciones políticas que no condenan, y en algunos casos glorifican, la violencia terrorista de ETA, como EH Bildu, a quienes ha cedido cuotas de poder municipal, parlamentario y presupuestario.

·      Ha mostrado simpatía o neutralidad activa hacia grupos islamistas radicales como Hamas, evitando su condena directa incluso cuando la Unión Europea o el Parlamento Europeo han reiterado su consideración como grupo terrorista.

·      Ha sostenido relaciones diplomáticas con regímenes dictatoriales como el de Nicolás Maduro en Venezuela, tolerando el quebranto sistemático de derechos humanos y la usurpación del orden constitucional venezolano, incluso permitiendo que la embajada española fuera utilizada para proteger a prófugos de la justicia chavista. Y ya por ultimo autorizar y posiblemente intervenir en negocios de Hidrocarburos prohibidos por las autoridades europeas..

La diplomacia paralela y el “trabajo sucio” de Zapatero

La situación alcanza niveles de distorsión institucional cuando un expresidente como José Luis Rodríguez Zapatero actúa como emisario oficioso en países como Venezuela, sin encargo jurídico del Estado, negociando, opinando y operando al margen del derecho internacional.

Esta diplomacia paralela que ni el Gobierno condena ni los ciudadanos comprenden en su gravedad jurídica, constituye una cesión de soberanía, una suplantación del rol institucional del Ministerio de Asuntos Exteriores, y un claro acto de manipulación internacional sin legitimidad democrática.

Zapatero no representa al Estado español, pero sí actúa con la cobertura oficiosa de su partido y del Gobierno, convirtiéndose en una suerte de emisario ideológico al servicio de regímenes autoritarios.

Conclusión

En definitiva, Pedro Sánchez no ha sido simplemente un gestor autoritario o un político poco escrupuloso. Su legado será recordado como el de quien institucionalizó la corrupción, rompió los puentes entre los poderes del Estado, y entregó partes del Estado a actores ilegítimos, violentos o antidemocráticos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Es hora de dejar de tratar esto como una sucesión de anécdotas o chascarrillos ("bikokas") y empezar a nombrar con precisión lo que ocurre: una demolición institucional calculada, sostenida y ejecutada desde el poder.


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