Ley GENIUS
La Ley GENIUS firmada hoy por Donald Trump en
EE. UU. (18 de julio de 2025), al regular formalmente las stablecoins
privadas respaldadas por dólares, representa un modelo opuesto y potencialmente
incompatible con el enfoque del euro digital que propone el Banco
Central Europeo (BCE). Esta divergencia marca un choque sistémico entre dos
modelos de moneda digital: uno descentralizado, privado y competitivo
(EE.UU.) y otro centralizado, público y controlado (UE).
PRINCIPALES INCOMPATIBILIDADES ENTRE
LA LEY GENIUS Y EL EURO DIGITAL
Aspecto |
Ley GENIUS (EE.UU.) |
Euro Digital (UE) |
Incompatibilidad clave |
Emisor |
Empresas
privadas reguladas (Circle, PayPal, bancos) |
Banco
Central Europeo |
GENIUS
empodera emisores privados; la UE quiere control estatal |
Modelo
monetario |
Competencia
abierta de stablecoins 1:1 contra el dólar |
Moneda
única digital emitida por el BCE |
Incompatibilidad
de filosofía: libre mercado vs control central |
Uso
internacional |
Las
stablecoins en USD pueden ser usadas globalmente |
El euro
digital tendría límites fuera de la eurozona |
Riesgo de
“dolarización digital” fuera de EE.UU. para la UE |
Privacidad
y vigilancia |
KYC/AML
obligatorio, pero en manos privadas reguladas |
El BCE
plantea sistemas de privacidad parcial (no total) |
Visiones
distintas sobre el equilibrio entre privacidad y control |
Disponibilidad
técnica |
Operan
sobre blockchain pública o privada (Ethereum, etc.) |
Infraestructura
propia del BCE, posiblemente no blockchain |
Incompatibilidad
técnica y de interoperabilidad |
Objetivo
político |
Impulsar
innovación privada y limitar al Estado (no CBDC) |
Proteger
soberanía monetaria frente a Big Tech y cripto |
Visiones
políticas opuestas sobre el rol del Estado en dinero |
Aceptación
comercial |
Empresas
cripto, bancos y fintech pueden emitir y usar |
Solo
intermediarios autorizados por el BCE |
GENIUS es
más abierto y rápido en adopción |
¿QUÉ SE NOS PRESENTA EN ESTE
ESCENARIO?
1. Una “guerra fría monetaria digital”
La
aprobación de la Ley GENIUS abre un camino para que el dólar digital privado
se expanda internacionalmente, especialmente en países donde la infraestructura
del euro digital aún no ha llegado. Esto puede provocar una pérdida de
influencia internacional del euro, sobre todo en pagos transfronterizos.
2. Aceleración forzada del euro digital
Europa
podría verse presionada a acelerar el lanzamiento de su euro digital,
aunque no esté listo tecnológicamente, para no quedarse atrás. Pero
hacerlo rápido podría implicar errores, críticas o baja adopción.
3. Choque de modelos en regiones aliadas
En América
Latina, África o Europa del Este, donde ambos sistemas puedan competir, veremos
una lucha entre:
- Stablecoins en USD (Circle,
PayPal USD, etc.)
- Euro digital del BCE
Los países
podrían optar por stablecoins en USD por ser más accesibles, lo que podría
“dolarizar digitalmente” regiones donde Europa tiene intereses estratégicos.
4. Dependencia tecnológica de EE.UU.
Si las
empresas estadounidenses controlan la infraestructura de pagos digitales (por
ej., USDC en Visa/Mastercard), Europa corre el riesgo de depender más de
EE. UU. en el ámbito digital, incluso sin quererlo.
5. División geoeconómica
Se perfila
una bifurcación del sistema financiero digital global:
- Un bloque occidental-privado-competitivo
(liderado por EE. UU.)
- Un bloque centralizado-público-soberano
(UE, posiblemente alineado con posturas más similares a China en este
aspecto)
¿QUÉ IMPLICACIONES TIENE ESTO PARA
EUROPA?
- Riesgo de irrelevancia
monetaria si el
euro digital no es competitivo ni ampliamente adoptado.
- Desafío para bancos
tradicionales europeos, que podrían perder terreno frente a emisores
estadounidenses.
- Tensión política: Algunos países del euro
podrían resistirse a imponer un euro digital restrictivo si las
stablecoins en dólares son más útiles para sus ciudadanos.
- Fuga de innovación: startups europeas podrían
mudarse a EE. UU. para operar con stablecoins con mayor flexibilidad
legal.
Conclusión
La Ley
GENIUS no solo legaliza las stablecoins en EE. UU., sino que marca el inicio
de un modelo opuesto al euro digital. Mientras EE. UU. apuesta por un
ecosistema descentralizado y competitivo, Europa impulsa una moneda digital
controlada, limitada y bajo supervisión pública.
Esta incompatibilidad
estructural crea un nuevo campo de batalla monetario donde las monedas
digitales, no los billetes, determinarán el poder geoeconómico del siglo XXI.
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