Cuando biología
significaba naturaleza.
El soporte de la industria farmacéutica, necesitaba un “ikigaio”, en Japón
significa, una razón para vivir y hasta el momento, tan sólo reunía la
información biológica necesaria para poder ensamblar y operar un ser vivo,
desde sus componentes moleculares más básicos, y la información viene recogida
en un papiro escrito solo con cuatro letras. El citado texto se le conoce como
el genoma completo del organismo. Este reducido abecedario son las llamadas
bases nitrogenadas, o unidades químicas emparejadas que forman cada peldaño en la doble hélice del ADN:
adenina (A) con timina (T) y citosina (C) con guanina (G).
Con esas cuatro letras, los mecanismos de la evolución durante millones
de años, han escrito las instrucciones de organismos tan diversos como una
bacteria, una planta, un dinosaurio, una mascota o una persona. Con el
ADN y el ARN, están compuestos naturalmente por cuatro bases de nucleótidos que
forman enlaces de hidrógeno para emparejarse.
Sin embargo una reciente investigación financiada parcialmente por la
NASA; agregó cuatro nuevos nucleótidos sintéticos adicionales donde los
científicos crearon las nuevas bases nitrogenadas introduciendo pequeñas
modificaciones a las estructuras de las cuatro bases naturales para incluir
cuatro letras nuevas (Z, P, S y B), con la intención de querer producir un
código genético de ocho letras y generar el llamado ADN de 8 letras o “hachimoji”.
Junto con una ARN polimerasa T7 diseñada, este alfabeto de ADN
expandido podría transcribirse en ARN. Por lo tanto, se pueden generar nuevas
formas de ADN que agregan densidad de información a los biopolímeros genéticos
que pueden ser útiles para futuras aplicaciones biológicas sintéticas, donde estos
resultados amplían el alcance de las estructuras moleculares, que dicen podrían
sustentar la vida, incluida la vida en todo el cosmos.
En realidad son avances conceptuales, en los que algunos científicos
difieren, sobre si estos sistemas sintéticos cumplen con la totalidad de los
requisitos, no solo los estructurales necesarios para respaldar la evolución
darwiniana. Así como también, si siguen
ignorando cómo diagnosticar los riesgos reales heredados o los riesgos
degenerativos.
La longevidad de la ciencia con cuatro letras, es sencilla, pero nos
indica que ha existido una constelación de factores, donde la luz del sol y el
aire fresco, por ejemplo, ayudan realmente a los seres vivos a respirar y sentirnos más
tranquilos, mientras que los colores y texturas de varias plantas y vegetales,
ubicadas en la naturaleza hacen mejorar nuestra capacidad visual y táctil.
La abstracción del cosmos, empieza en nuestra naturaleza.
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