Propiedad del Bitcoin: eyectar
La existencia, nos ha venido enseñando, que nuestra naturaleza, se compone
de dos partes distintas, unidas por un lazo misterioso e imperceptible: alma y
cuerpo, espíritu y materia.
Y nuestra constante pregunta, para hacer posible, el bien económico, el
bien individual o el desarrollo de la naturaleza humana en sí misma es, ¿en cuál
de las dos partes, reside la actividad, causa y origen de los fenómenos económicos?
La materia es de por si inerte; organizada o no, obedece a leyes
independientes de ella; el cuerpo humano, no puede ser causa ni origen de nada;
todos los fenómenos que en él se dan, nacen en otra parte y en otra parte terminan:
luego no hay actividad económica exclusivamente corporal; luego la actividad económica,
el trabajo económico, es, y no puede menos de ser, esencialmente espiritual.
El trabajo resulta ser hijo del pensamiento; nada trasciende fuera de
nosotros, que no haya sido concebido, previamente en el espíritu; la mano no
hace más, que ejecutar los mandatos de este, y la obra es más ó menos acabada,
más o menos bella, más o menos útil, según que la inteligencia, esté más o
menos desarrollada.
El espíritu humano posee tres atributos, el pensamiento, que se llama también
inteligencia, razón o reflexión; el sentimiento, que se dice también sensibilidad
y que es el origen de nuestros afectos y pasiones, y la voluntad que toma el
nombre de actividad y que tiene propiedades de ser espontanea, autónoma o
independiente de cualquier otra causa o fuerza extraña a ella misma.
Pero el espíritu, no obra por sí mismo, obra con el cuerpo mediante el
cuerpo, que es en el hombre, su instrumento necesario; por consiguiente la
actividad económica, aunque espiritual es su esencia, debe de tener algo de
corporal, y en efecto, no se concibe trabajo alguno de este género, en que el
cuerpo no intervenga, por poco que sea, ni aun el de la meditación o reflexión,
que no se revela, por ningún movimiento exterior, porque este trabajo no puede ,
sin el concurso del cerebro.
Por consiguiente, todos los fenómenos económicos, deben ser a la vez espontaneos,
racionales y sentimentales o afectivos; porque si estuviesen desprovistos, de
alguna de estas condiciones, no serían espirituales o propios de la actividad
de nuestro espíritu.
Antes de abrir la puerta
te dejo ir.
Antes de cerrar mi corazón
me gustaría decirte
más allá de todos los golpes
de la vida que nos toca
sé que somos más fuertes.
te dejo ir.
Antes de cerrar mi corazón
me gustaría decirte
más allá de todos los golpes
de la vida que nos toca
sé que somos más fuertes.
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