REFERENCIA APICE

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miércoles, 18 de septiembre de 2019

Desintegración y sensaciones restituidas... La Rosa Blanca


Desintegración y sensaciones restituidas
La conciencia es la expresión subjetiva, de la desintegración funcional, de los elementos nerviosos; su intensidad, esta en proporción directa con la desintegración de los elementos activos, y al mismo tiempo en proporción inversa, con la facilidad con que cada uno de estos elementos, transmite a otros la desintegración, que se apodera de él y entra en la superficie de reintegración.
En todos los instantes, de nuestra vida, cada una de las innumerables celdas nerviosas, que están llamadas a obrar y que han sido una vez integradas, según el tipo evolutivo del organismo á que pertenezcan, oscilan sin cesar entre la desintegración, o reintegración, entre la conciencia y la inconsciencia.
El conjunto de sensaciones en nuestros órganos internos, que proporcionan un conocimiento, más o menos consciente, del estado general y funcionamiento del propio cuerpo (cenestesia), bien sea total,  personal o impersonal, que tenemos en un momento dado, es la suma o resultante, de las fases desintegrativas conscientes, de todas estas actividades parciales.
La consciencia es continua, gracias en parte a la continuidad, del procedimiento de desintegración funcional, y á que los estados de consciencia, al pasar de un grupo de elementos centrales á otro, están siempre unidos entre sí, por una u otra forma de asociación, y son bajo este punto de vista, realmente la continuación de uno de otros; y en parte también, gracias á la reviviscencia, de estado de conciencia pasados, inconscientemente consolidados, o vueltos latentes por la reintegración y segregados de nuevo tan pronto como una onda de desintegración viene a sacarlos de su letargo.
Estas numerosas vibraciones y revibraciones aisladas, que se funden, en ese acuerdo unificador, es lo que llamamos nuestra cenestesia, y que poseemos sin interrupción interna, mientras estamos despiertos; en la conciencia no hay solución de continuidad, más que cuando se detiene en la desintegración neuro-psíquica: es decir durante el sueño profundo y durante el sincope.
Aunque nuestra consciencia, se interrumpe intermitentemente, con mucha frecuencia, porque a menudo, se forman sensaciones directas o reflejas suficientemente intensas, para detener por completo la desintegración, debida a las sensaciones personales, y para ahogar todo sentimiento individual; Con la impresión, salimos de nuestras reflexiones, para recordar, que somos nosotros los que hemos reflexionado, logrando apaciguar tensiones, y permitiendo sensaciones restituidas, que nos atraigan a la individualidad, no produciéndose desintegración, ni nada de conciencia.






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