Desintegración y
sensaciones restituidas
La conciencia es la
expresión subjetiva, de la desintegración funcional, de los elementos nerviosos;
su intensidad, esta en proporción directa con la desintegración de los elementos
activos, y al mismo tiempo en proporción inversa, con la facilidad con que cada
uno de estos elementos, transmite a otros la desintegración, que se apodera de él
y entra en la superficie de reintegración.
En todos los instantes,
de nuestra vida, cada una de las innumerables celdas nerviosas, que están
llamadas a obrar y que han sido una vez integradas, según el tipo evolutivo del
organismo á que pertenezcan, oscilan sin cesar entre la desintegración, o reintegración,
entre la conciencia y la inconsciencia.
El conjunto de sensaciones
en nuestros órganos internos, que proporcionan un conocimiento, más o menos
consciente, del estado general y funcionamiento del propio cuerpo (cenestesia),
bien sea total, personal o impersonal,
que tenemos en un momento dado, es la suma o resultante, de las fases
desintegrativas conscientes, de todas estas actividades parciales.
La consciencia es
continua, gracias en parte a la continuidad, del procedimiento de
desintegración funcional, y á que los estados de consciencia, al pasar de un
grupo de elementos centrales á otro, están siempre unidos entre sí, por una u
otra forma de asociación, y son bajo este punto de vista, realmente la
continuación de uno de otros; y en parte también, gracias á la reviviscencia,
de estado de conciencia pasados, inconscientemente consolidados, o vueltos
latentes por la reintegración y segregados de nuevo tan pronto como una onda de
desintegración viene a sacarlos de su letargo.
Estas numerosas
vibraciones y revibraciones aisladas, que se funden, en ese acuerdo unificador,
es lo que llamamos nuestra cenestesia, y que poseemos sin interrupción interna,
mientras estamos despiertos; en la conciencia no hay solución de continuidad,
más que cuando se detiene en la desintegración neuro-psíquica: es decir durante
el sueño profundo y durante el sincope.
Aunque nuestra
consciencia, se interrumpe intermitentemente, con mucha frecuencia, porque a
menudo, se forman sensaciones directas o reflejas suficientemente intensas,
para detener por completo la desintegración, debida a las sensaciones
personales, y para ahogar todo sentimiento individual; Con la impresión, salimos
de nuestras reflexiones, para recordar, que somos nosotros los que hemos
reflexionado, logrando apaciguar tensiones, y permitiendo sensaciones restituidas,
que nos atraigan a la individualidad, no produciéndose desintegración, ni nada
de conciencia.
oooh!!
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