Mérito y virtud
El poder recrearse de
agradables compañías, alienta los espíritus de benevolencia y noble
sentimientos hacia los semejantes, por lo general, las personas sostienen por
necesidad, la acción del espíritu sobre sí
mismo y sobre la materia, y sin embargo la paradoja sostiene la importancia de la
inconsciencia, ya que la risa no tiene tiempo, la imaginación no posee edad y
los sueños pueden ser para siempre.
El hombre siempre presentará
dos aspectos o dos caracteres: el carácter de individuo, es decir, de ser uno y
distinto de los demás seres, y el carácter de miembro o parte integrante de ese
gran todo, de ese gran conjunto de hombres relacionados entre sí y con el
universo, que se llama sociedad humana o humanidad.
Los elementos vitales,
son los mismos siempre, siendo cuestión de oportunidad o conveniencia, pero el plan
varía según las circunstancias, los lugares o las personas; así lo real y lo
ideal son polos de una misma concepción de la naturaleza, donde por un igual,
tanto el abuso de la vida metafísica, o bien, el empobrecimiento de una vida bucólica,
supondrá una hipertrofia en la sensibilidad o intelectualidad aguda.
Por consiguiente el
bien total y absoluto del hombre puede considerarse bajo dos puntos de vista,
como bien de la humanidad, donde hay un bien que llamamos bien individual
(virtud) y otro bien que se denomina bien social (mérito).
Séllame de besos la
boca,
Porque buenos son tus
deseos más que legitimidades.
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