Nada son ¡!!!
El síntoma de tibieza
en los ciudadanos, a veces se confunde con una especie de caridad social,
siendo este uno de los valores más vulnerables en el espíritu de las
desigualdades.
El realismo político,
no implica impresionar con fotografías o bien imágenes virtuales, sino más
bien, en establecer la creación, de una realidad, aún más honda, y por tanto
más seria, de lo realmente visible.
Las invocaciones
mágicas, de los grandes poderes, suelen decaer en tonos mesiánicos. Donde
existe, una representación dura y también cordial e irónica, que aunque se
disfrace con novedosos apelativos elocuentes, como “eco-chic”, sostienen ese
tipo de escenarios sin “pobrezinhos”, haciendo el círculo, de algún personaje
público, donde las pernoctaciones superan 25 veces el promedio de algo
honorable y común a un elector ciudadano.
Estos denominados
paraísos, mantienen las viejas informaciones de limitado valor, digamos pobre
también, donde se evalúan, enclavados en aspectos de la desaparecida burguesía
y el alto comercio.
Aquí, en este aspecto
social es donde aparece lo feo, solo a causa de lo bello; y es donde se produce
una fealdad que es risueña a ambos rostros, y también donde se obtienen las dos
caras, que seguramente son más graciosas que bonitas, solicitando por un lado,
los votos del ciudadano normal y con otra disfrutando de ese señorío mercantil.
Siempre ha existido una
sistematización de lo feo, donde la deformidad, la incorrección y la
desfiguración, propician apelativos en la sociedad como desarmonía, lo
chocante, la caricatura, lo débil, lo bajo, lo vulgar, lo arbitrario y grosero
, lo incierto, lo vacío, lo malo , lo horrible y repugnante, como también lo
demoniaco, lo hechiceresco y lo satánico.
Distraer con la caridad
ciudadana, donde todo lo sobrelleva, todo lo cree, todo lo espera, y todo lo
soporta, si no propiciamos un reconocimiento, un valor y una estima al
ciudadano, tal como la ejerceríamos a nosotros mismos, resulta obvio, que será
imposible ejercer una inclinación a solucionar y socorrer las necesidades,
trabajos y miserias ajenas.
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