La esfera del Alma
En el ser humano, confluye
la materia y el espíritu; materia que reviste una forma, entrañando éste y
respondiendo a una idea, principio sustancial.
A causa de este
dualismo, desarrollase en él dos tendencias opuestas, contradictorias; una que
le impide, a la satisfacción de las necesidades materiales, y otra, del propio
espíritu, emanación que le despierta afán, de llenar inmateriales deseos del
alma.
El alma, esencia
vivificadora, que encarna en determinada forma, resultado de una constitución y
organismo que llamamos cuerpo. Constituye además, parte integrante de tal ser,
un motor, fuerza invencible, que al bien le conduce como al mal, donde tiene su
residencia el sentimiento; denominase corazón, y germen es, de todos los
afectos.
Así que, la continua
lucha y la incertidumbre, se entronizan, en las conciencias y suelen dominar
los corazones.
A veces, no sabemos a qué
atenernos, y si el paso, que damos es adelante o retroceso, y caminamos, por
ente las ruinas, de las antiguas instituciones, y no nos sentimos, con valor
suficiente, para levantar los planos de las nuevas, que apuesten, por el gran
desarrollo de sus artes, su literatura, su amor, su ciencia y su tecnología,
que procuren los destellos inextinguibles de una esplendente cultura.
Y sin darnos cuenta,
sin el poder de transportarnos a un mundo ideal, a un mundo infinito o ideal,
cunde el malestar, entre tanto perfeccionamiento del mundo moral, donde arriba
y abajo, suele vivir la honradez aparente, en contubernio con la maldad que
presta, siempre a expensas, del positivismo, que día en día, va haciendo más prosélitos.
Algo más....
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