CONSEJOS
DE CORAZON: EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD
¿De
donde viene el bienestar que deseamos?
Nadie desea sufrir y
todos queremos ser felices. ¿De dónde proviene el bienestar y felicidad
que deseamos? Si viniera de afuera esa felicidad se desvanecería y
desaparecería porque todo lo externo es efímero. Por lo tanto, nuestra
felicidad no puede basarse en algo externo. La felicidad y el bienestar
estable que deseamos se origina desde dentro de uno mismo, es el resultado
de un trabajo interior.
Cuando hablamos de
cambio interior nos referimos a que nuestra conducta se vaya volviendo
más positiva, más virtuosa, más respetuosa y pensemos en los demás. Como
resultado vamos a recibir su cariño y su estima, esto nos hará más felices y
nos traerá el bienestar que buscamos. Mejorar como persona, respetar y estimar
a los demás es de lo que tratan las enseñanzas budistas, se llama
“dharma” en sánscrito, se refieren al cambio interior de mejorar para
encontrarse con ese bienestar.
Uno
mismo se gana el cariño o el rechazo de los demás
Este cambio interior no
es algo que dependa de los demás sino de uno mismo. Tampoco depende de la
suerte. Si queremos ganarnos el cariño de los demás necesitamos ser
honestos, hablar de forma correcta y virtuosa. Esto nos dará un subidón
de alegría porque vemos que la gente nos querrá y cuando necesitemos de
su ayuda nos ayudarán con alegría. Si realmente buscamos bienestar hemos
de comportarnos correctamente con el cuerpo, palabra y mente. Nuestras
acciones y manera de comunicarnos con palabras y con gestos han de ser
correctas, pero han de acompañarse de pensamientos correctos. Por el
contrario, las acciones incorrectas van a traer un resultado muy pesado y
sus consecuencias las padeceremos en vidas futuras.
Hay una frase que dice “Aunque tengas el deseo intenso de no sufrir y quieras ser
feliz, si tus acciones están creando causas de sufrimiento, seguiremos
padeciendo sufrimiento”. Es decir, si tus acciones no crean las causas de
felicidad no desaparecerá el sufrimiento.
Investiga
de donde viene la felicidad que deseas
Hay que identificar con
claridad cuáles son las causas que producen felicidad. Aunque estemos limitados
y el 100% de nuestras acciones no sean virtuosas, tenemos que intentar que al
menos un gran porcentaje de ellas sean virtuosas siendo más bondadosos y
serviciales. No podemos permanecer pasivos, hay que actuar para ser
mejor. ¡Analízalo, reflexiónalo!
En filosofía budista se
dice “uno mismo es el creador de su propio bienestar o de su propio sufrimiento”.
Por eso hay una frase que dice: “uno mismo puede ser su mejor amigo o su
peor enemigo”. Aunque parezca una contradicción tiene su lógica, nuestra
vida no termina cuando esta vida llegue a su fin, el cuerpo se queda,
pero la mente continúa. Las experiencias que tenemos después de esta vida
pueden ser buenas o muy malas, dependen de las acciones que hayas
realizado.
La filosofía budista no
reconoce a un ser creador supremo, externo que nos de esa felicidad o ese
sufrimiento, nadie decide lo que va a pasar después de esta vida. Es la
propia conducta y el propio resultado de mis acciones, de mi palabra y
pensamientos los que van a determinar lo que voy a vivir después de esta
vida. Mientras mis acciones actúen bajo el poder de emociones aflictivas
serán negativas e incorrectas y como consecuencia traerán experiencias de
sufrimiento.
Las
bendiciones no vienen de afuera
La mente se transforma
para ser mejor cuando actúas de forma correcta y virtuosa, esas son las
auténticas bendiciones. Vienen de dentro cuando cambiamos nuestra manera
de ser. Hemos de pensarlo primero para llegar a esa convicción. No
esperes que las bendiciones vengan de afuera ni de que te pongan las
manos en la cabeza, nos puede ayudar a inspirarnos, pero el cambio real
viene de analizar y transformar nuestro actuar. Hay que cuestionarse los
consejos que recibimos porque nos ayudan a entender.
El propio Buda dijo “no
creáis mis palabras simplemente porque las dice el buda, cuestiónalas y
analízalas, piénsalas y si tienen coherencia síguelas” El Buda nos da la
libertad de elegir, no son una imposición, cuando tras el análisis vemos
la coherencia y el beneficio de las enseñanzas, eso nos lleva a ponerlas
en práctica.
Nuestros
pensamientos y nuestra manera de actuar son los que determinan el bienestar o
el sufrimiento que tenemos
Los pensamientos con
los que llenamos nuestra mente son los que tenemos que cuidar con más
atención. Podemos empezar por aceptar la derrota con pequeñas acciones y
pequeñitos ofrecimientos de ofrecer la victoria a los demás. Prestar
atención a los demás es servir a los demás, es ofrecer la victoria. Cuando
estamos pendientes y nos volcamos en los demás acumulamos muchos méritos
(lo que se llama en filosofía budista virtud) y nos ganamos su
cariño.
“Aceptar la derrota y
ofrecer la victoria” significa comportamos de forma que ayudemos y
sirvamos a los demás empezando por los más cercanos a nosotros, además también
ayuda a desarrollar la paciencia.
Una
mente satisfecha es una mente feliz
Una mente satisfecha es
una mente que no persigue el deseo, esta contenta con lo que tiene. Las
guerras y los conflictos entre familias son producto de una mente
insatisfecha, quieren más a costa de los demás. Es como un riachuelo que corre
hacia abajo. La insatisfacción nos arrastra a meternos en problemas. Mejor
busca soluciones.
Recuerda la ley de
causa y efecto, si experimentas una situación desagradable es porque has
creado las causas en vidas pasadas y ahora están madurando las
consecuencias.
No te quedes atrapado
en la preocupación y en el enfado pensando que es injusto porque estarás
añadiendo sufrimiento a tu mente y te estarás te estarás cargando de
negatividad. Si dejamos que los problemas no nos aplasten no buscaremos
soluciones drásticas. Se consciente de que es fruto de un karma, acepta
la situación. La convicción en la ley de causa y efecto se consigue a
través del estudio, te ayudará a comprenderlo y a no quedarte estancado en
los problemas, aun cuando sean insignificantes.
Enseñanzas impartidas “Consejos de corazón”, por el
Ven. Guese Lamsang.
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