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lunes, 22 de mayo de 2023

Matices del ser humano....Legend Music

 



Matices del ser humano

El ser humano es dueño de su destino y que, para ello, solo tiene que tomar sus propias decisiones amparadas en el sentido profundo de su existencia, que nunca ha de ser la infelicidad, por mucho sufrimiento que se soporte.

La voluntad de sentido es el hallazgo de un argumento, una razón que nos permita orientar nuestra vida, nuestros pensamientos y motivaciones hacia un objetivo que valide de manera razonable nuestra forma de obrar y conducirnos en el mundo que nos ha tocado vivir. Cuando una persona se rige por la voluntad de sentido no hallará la frustración que encuentran aquellas que únicamente persiguen el placer o el poder.

Esa carencia de frustración le salvará, por tanto, del peligroso vacío existencial en que se dejan atrapar tantos y que, a la vista está, no favorece el progreso individual ni social.  No hay nada ni nadie que no guarde algo bueno, y saber apreciarlo es prueba de sabiduría. Pero hay quienes, movidos por la envidia y la maldad, entre mil virtudes sólo perciben el mínimo defecto, que incluso censuran y celebran: “Más feliz es el gusto de otros que, entre mil defectos, toparán luego con una sola perfección que se le cayó a la ventura”. “Es pasión de necios la prisa”.

No puede haber vida buena, ni cultura, ni saber, ni buena conversación en los tiempos acelerados de la premura. Elegir la lentitud es tomar partido por la profundidad de los pensamientos y los sentires. Es aprovechar cada instante frente al atropellamiento y el ajetreo incesante, al contrario de quienes “como van con tanta prisa, acaban enseguida con todo”. 

Elegir la lentitud infunde valor a lo que hacemos: “Lo que se hace deprisa, deprisa se deshace; mas lo que ha de durar una eternidad, ha de tardar otra en hacerse”, podremos comprender que la aceptación de las dificultades en base a un sentido último viene de lejos y no implica una actitud derrotista ante la vida sino, tal vez, una vitalidad mayor ante los reveses que esta nos propina.

Quizá convenga recordar algo que pudiera parecer evidente. La filosofía no es autoayuda. La autoayuda nos incita a gestionarnos y adaptarnos a lo dado, mientras que la filosofía cuestiona lo dado. 

La autoayuda es un negocio que promete felicidad a cambio de adaptación (ahora lo llaman resiliencia); la filosofía, por su parte, nos abastece de armas intelectuales y nos entrena para no ser esclavos emocionales. No es autoayuda porque, sencillamente, cuestiona lo que la autoayuda da por hecho.

La autoayuda parte de una perspectiva pasiva y de sometimiento; la filosofía pide y ejerce la actividad. La autoayuda es un negocio que vende la felicidad como un producto de consumo, mientras que la filosofía piensa qué estructuras facilitan el imperativo de la felicidad.

En definitiva, la autoayuda reacciona (tarde y desde lo ya establecido) y la filosofía actúa (desde el principio y desde los cimientos).

El matiz es esencial.

 


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