Sabiduría transparente
Curiosamente nuestra cultura social moderna
de la comunicación digital y la estimulación constante, parece que nos hace
sentir el silencio como algo increíblemente incómodo y antinatural, cuando
realmente ese es el estado principal del ser humano, en el que podemos cultivar
la sabiduría personal, y así tomarnos el tiempo oportuno, sin interferencias,
para sentarnos a solas con nuestros pensamientos y explorar a donde nos llevan,
estas circunstancias nos otorgará los requisitos para aprender bastantes cosas
de nosotros mismos.
Así mismo, si prestásemos la debida atención
y comprensión al diálogo entre personas observaríamos que con el análisis y
creatividad interna, nos parecerá inspirar nuevas ideas y una inesperada
sabiduría surgiría dentro de uno mismo.
Abrir los ojos, siempre implica abrir tus
pensamientos.
Intentar vivir empáticamente
con el entorno, conectándote
adecuadamente con los demás, te permitirá aprender mucho más de cada
interacción y experiencia, mejorando así tu propia sabiduría.
La sabiduría personal es la sincronización de tus
acciones con tu intuición. Aunque no sepas si eres o no plenamente consciente
en el momento, las “corazonadas” serán los frutos de la existencia del cultivo
de tu sabiduría personal que vinculará tu capacidad de sentir y razonar.
Transparencias
Todo lo que es opaco fue antes transparente: el odio, la lascivia, la
pasión, el fanatismo, la gula.
Cada opacidad carga con su fantasma, vale decir, con su transparencia.
Los pensamientos pueden ser opacos, pero los sentimientos casi siempre son
diáfanos.
La transparencia no siempre es una ventaja.
Hay rostros tan transparentes que ni el espejo puede opacarlos.
También las religiones, cuando son transparentes, revelan que sus dioses
son opacos.
El llanto es transparente, pero ahí están los párpados para hacerlo opaco.
Aunque nadie lo dice, entre lo opaco y lo transparente, suele aparecer una
valla sutil, llamada ser humano.
(Mario Benedetti
* Vivir adrede)
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