SEAMOS ETERNAMENTE SALVAJES
Siempre en mi consciencia consideré, que debido a la eternidad de los ángeles,
estos no tenían necesidad, ni la sutil diferencia de estimar el tiempo, y aunque
parezca una situación extraña, ocasional y anodina, para algunos de nosotros, esta
apreciación no nos es ajena.
Es evidente que los ángeles, con frecuencia me suelen conceder un
destino un tanto oscuro. Y si bien es
cierto, a pesar de su insistente persistencia y monotonía, que ni tan siquiera podía pronunciarse como cruel. Dado que tan solo podría
ser o considerarse el acto, como simplemente, una bajada del telón, de una obra
de ese destino, que de momento está por escribir.
Así que con frecuencia la única presunción, que lograba adivinar, era como aparecía la rutina, de una simple presencia, de ese instante de tregua, en esa catarata inmensa e infinita de tiempo, que solo a nosotros, nos concedía la vida.
Así que con el correr del tiempo, quise entender mejor sus neutras intenciones, he intenté evitar los medios, por lo que me hacía sentir empequeñecer y de esta
manera, me encargué de comprobarlo todas las noches, y sin querer acercándome a ese Déjà vu, había iniciado a escribir mi
propio y eterno destino.
Sus piernas medían veinte y dos besos. Ella, por miedo a empequeñecer,
se encargaba de que él lo comprobara cada noche.
se encargaba de que él lo comprobara cada noche.
Amei isso!!!
ResponderEliminar