Adolece de voliciones
La curiosidad interna,
puede ser el punto de observación del alma, cuyo objeto derivará en el
conocimiento de las facultades anímicas y de los estados subjetivos de uno
mismo, en las diversas determinaciones, de la vida psíquica.
Aún siendo más rica o
profunda que la curiosidad externa, resultará insuficiente para conocer con
exactitud los fenómenos psicológicos, para llegar a adquirir un verdadero
conocimiento de esa vida o existencia encerrada en las profundidades de
nuestro ser, en los sometimientos más recónditos del principio que anima
nuestros actos.
Para que todo acto
resulte discutido en la lucha de las ideas, los diferentes movimientos
progresivos de los adelantos intelectuales, se sostendrán por acciones y
reacciones, configurando una falta de exactitud, estableciendo la razón de la
contrariedad, donde la índole especial de estos fenómenos, con sus distintos
caracteres y su íntima naturaleza, por sus diversos fines, hará distinguir la percepción,
de la curiosidad interna, de la externa.
La revelación de una
sencilla razón existencial, en el fondo de la conciencia, vislumbrará el
nacimiento de las transformaciones, sin una voluntad de olvido categórico, que
hallaran una confección providencial, apareciendo luego como previstas, y resultando
palpable la verdadera inspiración, que obedecerá a la discreción y al impulso
de tus ideas.
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