La aritmética del lenguaje mercantil
Las lenguas y el arte
son tan mudables, como los caracteres nacionales y corresponden invariablemente,
a las distintas civilizaciones de los pueblos. Esto nos dice bastante, para convencernos
de que el arte y una lengua, no son ni puede ser hijas del estudio, y que no se
ha formado, ni podrá formarse por medio de un científico trabajo.
Lo meramente
convencional en esta materia, es por necesidad utópica, tan utópica como
aquellas famosas e históricas clasificaciones generales y uniformes de aparente
estructura cristiana propiamente dicha o pseudocristiana.
El arte como la lengua,
se forma a impulsos del instinto, por las reglas de la lógica natural, que se
impone; por influencias locales, que regulan la satisfacción y eufonía, y
encaminan la analogía, no resultando nunca indiferente en estos larguísimos trabajos
la imaginación, que es la parte simbólica del arte y poética del lenguaje y la
que viene a diferenciar los caracteres con un sello indeleble.
Sin embargo, tal vez en
la escritura ideográfica informática, de la actualidad, se apunte el secreto
del porvenir, y en ella se fijen los futuros ensayos para encontrar diferentes
especies de lenguas universales, casi completas de la ciencia y el comercio.
Los sistemas
informáticos, hasta la fecha, tienen su éxito, y naturalmente parece que con el
tiempo, llegue a ampliarse y a perfeccionarse. No obstante, el porvenir y la
prosperidad de las naciones, y no de los propios humanos, están en conocerse y
apreciarse mutuamente, iniciarse en la vida y en las palpitaciones que revelan,
por medio de la lectura y esos análisis de datos, en un estudio constante de
las indistintas actividades humanas.
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