La contemplación preceptiva.
En el panorama actual,
los excéntricos del cerebro irritado, con un deseo persistente y excesivo, se
singularizan, dado que conocen, que las bestias se aman, pero no se contemplan.
La contemplación,
aparece como una actividad especial, diferente de la ordinaria, ó sea como
cierta habilidad, para descubrir alguna cosa, con singularidades condiciones.
Las prescripción, que marcan a un observador en un hacer determinado, para que
sus observaciones realicen el fin y el análisis, que ella se propone, se
denominan preceptos.
El conocimiento de la
observación practica, y el de los procedimientos analíticos, forman los
elementos vitales de la conveniencia, dentro de un margen de relatividad, donde
la contemplación desinteresada, y pura del alma humana, realiza el fin
sustancial de la vida, donde la conciencia iluminada, despierta los
sentimientos, resultando estos los filtros del mundo, que envuelve la propia naturaleza.
La tecnología y las
ciencias, resultan ser los soldados de este arte. Donde el amor mismo, resulta
una mezcla impura, de sentimiento y de instinto, y sólo se eleva, a la altura
máxima, cuando se resuelve en
contemplación.
Contemplación, quiere
decir expansión del alma, sobre la cosa contemplada, única forma, de posesión
posible. Mediante una contemplación, sonriente ó dolorida, serena, vibrante ó
tempestuosa, que jamás sea indiferente, porque la eterna calma del abismo
supremo no es indiferencia, es espontaneidad de un fenómeno natural.
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