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martes, 13 de agosto de 2019

Etica & Economía....No me decepciones



Ética & Economía
Siempre ha existido un juego de culpa, e interpretación, mediante el cual hacemos, al hombre responsable de todos sus actos, tanto morales como económicos, si estos son, o bien, han parecido, libremente practicados, y desde ese punto de vista, la ética no se diferenciara de la economía.
Dado que, como decía López de Ayala:
La culpa engendra la pena,
pena que nadie detiene;
solo quien honra no tiene
puede jugar con la ajena.

Ahora bien, esta significación de la libertad humana, es decir, el resultado fatal e ineludible de nuestros actos, es lo que se pretende denominar como responsabilidad.
La responsabilidad, se revela en el orden moral, por la satisfacción, o remordimiento de conciencia, y en el orden económico, por la riqueza ó la miseria.
En la Ética, aprendemos que toda actividad moral es libre y responsable, haciéndonos ver, que en la actividad económica, también debería de serlo, dado que la libertad, o el libre albedrio, es la facultad que el hombre posee, no solo de hacer, sino también de querer, el bien ó el mal, es decir, en determinarse a obrar, en el sentido que su razón dice, ya sea contrario o conforme al fin moral, que es el bien total y absoluto.
La economía persigue alternativamente, á veces sin saberlo, y en la mayoría de las veces con plena, aunque errónea conciencia, la siguiente expresión: veo lo mejor, lo apruebo o lo reconozco como tal y hago, sin embargo, lo peor.
Pero los actos, en el universo, tienen la virtud, de que toda actividad humana, depende de una causa y que en ella, se produce la relación de causa á efecto, de un modo total  absoluto, y en efecto, de un modo esencial o permanente, todo en virtud de nuestra naturaleza armónica, donde nadie se atrevería a proclamar la superioridad de los bienes económicos sobre los bienes morales.
Procurando subordinar y hacer de los principios económicos al servicio del mal, dejándolos a merced de los propósitos más irracionales, y no se anteponga los goces que proporciona la riqueza, a la práctica de la virtud, de la piedad y de la justicia.









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