Perennes Inclinaciones
En la vida real, encontramos personas admirables y también sucesos, que
nos trasfieren, determinadas estadísticas criminales o económicas, que inesperadamente,
se comportan como olas embravecidas, señalando hechos monstruosos, siendo estas
las reiteradas y las inevitables miserias, y preocupaciones que se agitan en el seno de
las familias.
En el mundo, existen dos tipos de pasiones, las que despiertan un placer
determinado, procurando el deseo de satisfacción, y las que representan
contrariedad, que van provocando dolor. Todo lo que contraria la idea, de la
conservación de uno mismo, o de la satisfacción de las necesidades del alma,
produce una pasión deprimente, determinando sensaciones desagradables y torpeza
o detección en los movimientos.
Las pasiones, no son más que necesidades sentidas, con sobrada
violencia, resultan deseos inmoderados, tiranía de una necesidad, que por lo común
hace o impone callar a los demás, si ya no es que las fuerce a servirlas. Puede
ser un juego de un estado normal con el patológico.
Al mismo tiempo, las pasiones procuran placer y dolor bajo su
influencia, puede ser anhelada o temida vivamente por el ser en que aparece. Y para
que estos deseos se hagan sentir en el alma, aparecen ciertas condiciones en la
constitución orgánica; y así el odio, no se desenvolverá, aunque haya seres
capaces de excitarlo, sin aquella condición, y si apareciere, seria modificado
en su intensidad.
Intentar llegar a saber en cada momento, y conocer todas las
necesidades, del ser humano como persona inteligente, implicaría poder señalar
y clasificar las indistintas pasiones, que sufrimos, aunque alguna de ellas
podríamos confundir, con los diferentes y denominados instintos; No obstante el
poder personal de reflexión, del que se hallan dotados estos instintos,
convertidos en principios, puede llegar a suplir felizmente la esperada actividad
material, y junto con su imaginación penetrante y atrevida poder unir una razón
analítica, que sea enérgica, que resulte
persistente y tenaz, sea fuerte y vigorosa, y que se adhiera al objetivo hasta
obtener lo que busca, o al menos la certidumbre de no poderlo obtener.
Nuestras necesidades primarias o fisiológicas, resultan instintivas,
como la respiración, el movimiento, la alimentación, donde una aberración o
exageración, nos otorga gula o embriaguez. Las necesidades, que nos procuran
huir, de lo que nos daña, determinan la temeridad o el miedo, la cólera o la
apatía. En las necesidades sociales, observaremos el indicador del amor ,si
este va unido a un sistema generador, o sin él, a la amistad , que con su falta,
genera el egoísmo, o cuando hay desconfianza, los celos, también los acompaña otras
pasiones, como la avaricia, la emulación, la indolencia, la pereza, la vanidad,
la ambición, la presunción, la impiedad, el fanatismo, la superstición.
El importante sostenimiento de la audacia del instinto.
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