Volar sobre las alas del relámpago
Con toda exactitud, podemos definir, que Imaginar es ver, pero no los
tipos de los objetos, que se pueden crear, en un contenido, como en los
entretenimientos digitales o virtuales, sino que se trataría, de los objetos
con sentidos y similitudes, según se revelan, en la naturaleza.
Resultará, que los caracteres especiales, de esta activa y enérgica,
facultad de imaginar, se establecen, con la inquietud de la investigación, el tormentoso
afán y el deseo del descubrimiento. En todo progreso científico y tecnológico, es
bien reconocido, que sin ella, nada se descubre, nada se adelanta, puesto que
nada se ensaya, ni nada se intenta, al menos en una escala adecuada.
Interpretar y comprender, que la imaginación siempre camina de lo que
es, para llegar a lo que debe ser, y por su propio medio, lo visible revela lo
invisible, resultando estas, huellas del espíritu humano, como la facultad del
hombre, dentro de la providencia del saber; contribuyendo permanentemente a
dilatar la esfera de nuestros conocimientos.
La invención, como señal evidente de la superioridad intelectual, es la
obra principal de la imaginación, apareciendo después, el tiempo y la paciencia
a coronar la obra.
Reconocer que el genio, posee su personal fuego, siendo el punto
culminante donde se una la imaginación y la lógica, el entusiasmo y la
reflexión, lo ideal y lo real, donde coexiste con un sublime talento de buen
sentido.
Mientras tanto al trabajo, le corresponden las fatigas; pero el juicio
nada crea, tan solo gobierna, pero no engendra, dispone, arregla, ordena pero
carece del principio o mandato fecundador.
La gran vanidad de los que no imaginan es creerse los únicos juiciosos
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