REFERENCIA APICE

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miércoles, 23 de enero de 2019

Se muere por volver


Se muere por volver
Saber diferir la naturaleza de los amores, son las únicas pruebas reales, de que esta suposición, no suele destacar en nuestros cerebros, muy poco habituados a razonar, los despechos de las categorías dignas, viéndose comprometido a inquirir causas por una fe tozuda y obsesionante.
Con el gran amor, se puede redimir al mundo, y sin embargo, el gran amor está hoy sustituido, con más naturalidad y frecuencia, por una excitación mezquina, tan importante como la pasión de una excitación sensual, o al mismo conjunto de impresiones psíquicas y materiales. Todo es cuestión, de habituarse a emociones fuertes, donde ya no se puede prescindir de ellas, aunque por ello se sufra.
Resulta necesario y tenemos que cuidar, muy a menudo nuestro énfasis, cuando se siente amor; y estando enamorados de la inquietud, pudiéramos decir que no se come, que no se duerme, y no se encuentran su finalidad sin esa persona, son síntomas iguales, a los que exponen a los enamorados en la misma declaración.
Aunque algunos amantes, prefieren y quieren las torturas, de su amada inquietud, pues aunque ella no sea, de por si atrayente, la inercia orgánica, les arrastra en busca, de aquello que maldecirán cuando lo alcancen. Y como lo mismo sucede en todos los amores ó, por mejor decir, por la fuerza de la costumbre que llamamos amor, debemos considerar a éste como un simple apego que la rutina pone en nuestras costumbres.
El menosprecio de la desdicha se compra con la seducción.

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