La ingeniería de Las Pirámides
La teoría metafísica en
el interior, de la ingeniería edificatoria, estableció siempre una génesis, en
busca de la perfección, siendo está, admiradora sobrestante de la perpetuidad, procurando
en su ciencia e industria constructiva, con
el análisis peculiar, contemplar la actividad, la inteligencia, la intuición y
la sensibilidad.
Mediante los ritmos de la
seducción, con cierto encanto y estimable entusiasmo, se lograría encontrar el
equilibrio de la actividad, y de esta manera, se podrá contemplar las posibles
relaciones de la actividad con la materia y los objetos, observándose las
relaciones existentes, con las ideas y con la misma actividad, persiguiendo una programación,
organización y armonía determinada por la economía y la emoción estética.
Activando las
relaciones de unidad y variedad, entre la inteligencia y los objetos a trazar, llegará
a conseguirse, mediante la razón y la experiencia, los efectos de universalidad,
con un carácter del dominio de utilidad estética, y simbólica, o mediante su
esencia, con los caracteres, que identificaran su forma y estabilidad.
Con la variedad de
impresiones, y sensaciones afectivas e instructivas, la acción de nuestros
sentidos, nos determino la intuición, resultando esta, la determinación de los
propios sentidos, de la útil percepción, para conseguir planificar, en los ámbitos
de la ingeniería edificatoria.
Se sugiere siempre,
haber conseguido una autocorrelación de simpatía, buscando la sensibilidad,
tanto de los objetos como de las ideas, manteniendo las relaciones íntimas,
entre la utilidad y lo cautivante, incluso admirando las analogías, de la geografía
y la naturaleza, mediante una desinteresada e útil armonía.
Mientras que la Teoría
de los Procesos o del estudio didáctico, analizara la esencia, la forma, y la
existencia real, sirviéndose de la inducción, intentando conocer sus
caracteres, aspectos y relaciones, superando a los principios, determinando las
causas e investigando, siendo esta, la única manera, de extender los dilatados
horizontes del culto edificatorio.
La esencia, mediante aquello, que constituye lo más importante y característico de las cosas, resultando lo
permanente e invariable de ellas. Resultando su utilidad en su principio
interno, manteniendo caracteres, distintivos de unidad y variedad, o bien de solidez,
proporción, orden y armonía.
Las cualidades de los
objetos, definidas en una forma o geometría, pueden ser intrínsecas, cuando persiguen
la perfección, relativas significando las utilidades, o bien expositivas, buscando el carácter de la expresión física, mediante la unidad, variedad, regularidad,
simetría, proporción, armonía y mediante la manifestación del color, que podrá procurar
pureza y vigor en los colores monocromos, o bien acuerdos y concordancias entre
las riquezas de sus componentes. O bien estimando, la gradación de la variedad en
los tonos.
La existencia real, es
el nexo de unión, que se produce con la esencia y la forma, en el espacio,
consiste en la expresión de la verdad y la bondad, de la propia armonía del
elemento subjetivo y objetivo o formal, manteniendo el enlace y distinción de
las formas, expresiones y del tiempo.
¡Interesante!
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