Cuando
la normalidad sea futuro
El equivalente económico de la libertad individual, como saben, es la propiedad privada. En una perspectiva mundial, desde el punto de vista del desarrollo futuro, observaremos aumentar la importancia de la propiedad.
Siempre ha existido el
estudio del futuro, con su propio conjunto de temas: filosofías, invenciones,
economía, y políticas del futuro. Ahora para querer obtener una imagen del
futuro estaría basada en el desarrollo tecnológico y económico.
Mirando hacia el
desarrollo territorial y urbanismo, acogiendo los principios de:
sostenibilidad, multifuncionalidad, espacios públicos, implicación,
comunidades, y resiliencia. En realidad no es más que un barniz basado en
la idea de la unidad de la ciudad sin superponerse como objeto territorial físico
y la ciudad como sociedad.
Ahora los principios en
desarrollo urbano, rural y reto demográfico, trabajan en el paradigma del
futuro como presente extendido, donde en entidades y en la metrópolis toda las situación
cambia todos los días, pero nada cambia.
Se empieza a estimar que
una ciudad sana ahora se considera compacta, con fronteras fijas, y si crece,
significa que está enferma y con algo que no es del todo decente.
El concepto de
crecimiento como bien en el desarrollo territorial del futuro, es una
consecuencia de la idea de progreso. Anteriormente, este no era el caso, incluso
Aristóteles no creía que la economía debería crecer por alguna razón, y después
de él toda la Edad Media lo creía.
Pero pensemos que el
crecimiento es necesario, porque hoy, entre la gente decente, se acostumbra
pensar que el progreso es bueno. Las pruebas podrían ser que vivimos más
tiempo, el crimen ha disminuido, la educación hasta la fecha ha aumentado, las
mujeres han ganado derechos, los ricos han perdido privilegios, y parece que todo
terminaba con la satisfacción de todos.
A contra punto, la
asociación del Banco Mundial integrada por 189 países, hace estimaciones sobre
el desarrollo urbano en el mundo, en que expresa que más del 50% de la
población vive en zonas urbanas. Y adivina para el año 2045 un aumento de 1,5
veces, pudiendo la población llegar a 6000 millones de personas.
En esta situación estaríamos
hablando de casi el 90% de la población mundial serian habitantes urbanos y,
por lo tanto, se debería actuar con rapidez para intentar planificar el
crecimiento del futuro, de los asentamientos dado que parece querer estar
ubicado de alguna manera en las ciudades, y del desarrollo del sector primario
agrícola y ganadero.
Porque tal vez la base
para pensar en el futuro de la humanidad es seguir considerando la reducción de
las carencias. En el pasado, la humanidad sufrió principalmente por la
falta de alimentos, salud y seguridad; y estas anomalías ahora se han reducido
sustancialmente.
Hoy mueren más personas
por comer en exceso que por hambre; las guerras clásicas parecen ser cosa
del pasado, parecen sustituirse por biológicas. Esto no significa que las
necesidades básicas de las personas estén satisfechas y cubiertas, significa
que ya no son los mismos motivos para prevenir y seguir adelante. El
desarrollo de la humanidad con otros diferentes desafíos está en la agenda, y
ese es el problema.
De momento los alimentos
en la ciudad no escasean, pero no se puede decir lo mismo de los alimentos
saludables y seguros. Lo principal es que la ciudad es un lugar que
precisa de una ingeniería dialógica, dado un cronotopo agudamente deficiente;
hay una terrible falta de espacio en la ciudad, de ahí las demoliciones,
renovaciones, con la expansión de fronteras, y se produce simultáneamente una
terrible falta de tiempo, ya que se requiere cada vez más para superar el
espacio.
En realidad, todas las
reflexiones sobre el futuro en el desarrollo de la ciudad, rascacielos, calles
multinivel, nuevos sistemas de transporte, nuevos sistemas de vivienda + trabajo
+ ocio, con minimización de movimientos, todo ello tiene como objetivo suplir
las carencias.
Entonces, podemos decir
que si el mundo continúa desarrollándose en condiciones donde carece de
escasez, así mismo es decir que la ciudad y el mundo se desarrollan en
diferentes direcciones, dado que tienen diferentes perspectivas y diferentes
problemas. Aunque pueda sonar bastante absurdo, pero no lo es. Valdría
la pena al menos considerar e identificar los puntos de divergencia.
A veces pensamos que es
correcto si la economía crece alrededor del 3% anual. Si es menos, de
alguna manera nos preocupamos por el espectro del estancamiento, si es más por
la especulación, pero un valor de tres, esto se considera como lo que se
necesita. Nos dará un aumento en los ingresos del 3% anual, la inflación en el
mismo 3%, la tasa de interés más o menos igual, donde todo se precisa ajustar
con mucha precisión para un crecimiento sin romper el techo.
Pero si una ciudad crece
por encima de un 3%, puede llegar a considerarse como un derroche de recursos,
una consecuencia del populismo político y un desastre moral.
Aunque en la ciudad todo
es diferente, algunas personas de la sociedad, con convicciones en seguimiento
de totalitarismos tal vez, no está en contra del progreso en general, pero se
opone tajantemente a enfrentarlo, sin darse cuenta que la principal tendencia
en el desarrollo progresivo del mundo es un aumento de la libertad.
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