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miércoles, 10 de febrero de 2021

El mal olor... emoción barata


EL MAL OLOR

Ahora existen nuevos politólogos denominémoslos por su comicidad dermapólogos (“dermatólogos políticos”), ellos últimamente, se centran y hablan sobre ese olor específico que proviene de algunas personas o bien de determinadas asociaciones de partidos políticos enfermos.

Estos entusiastas observadores del buen criterio, seguidores de la cristalina imparcialidad explican en diferentes canales de comunicación nacional,  cómo identificar las diferentes graves enfermedades sociales y ese cáncer que desarrollan por el olor a sudor rancio que emiten.

Según los diferentes especialistas, durante la observación de estas enfermedades graves, esos olores específicos comienzan a emanar en distintas personas públicas y en un arco amplio del espectro político español.

Parece coincidente y se procura en más de una persona, que con un desarrollo de ignorancia intelectual y carencia educacional, parecen desarrollar ese cáncer con su esencia de odio y vanidad; así sostienen el olor a sudor adquiriendo un tono de carne rancia. Existen coincidencia y clara evidencia de estos olores en personas como Juan Baldovi, Fernando Marlaska o Gabriel Rufián.

Algunos otros con enfermedades hepáticas y renales, resultan ser personas que exuda el olor a amoníaco.  En ese marco se encuentran Carmen Calvo, el mismo asesor de la mafia Monedero, o el “bien mirado” Illa.

Y para las personas con diabetes, como la pareja Campo_Battet, o Montero_Sanchez el sudor huele a acetona o manzanas. Esto se debe al hecho de que con esta dolencia se forman cuerpos cetónicos, que se convierten en acetona.

Además del "aroma" específico de estos canceres sociales, procuran una temperatura elevada, como sostienen las elucubraciones de Fernando Simón, que dura ya mucho tiempo, y puede indicar una enfermedad oncológica. 

Además, se están alterando varias fuentes saludables de vida, con una tos persistente de prohibiciones en estado disimulado de alerta, ronquera repentina de la voz cultural con la implantación de una Ley Celaa, un cambio en la apariencia de verrugas y lunares con esa nueva normalidad económica de pobreza, una continua censura por los medios gubernamentales con violación del proceso digestivo y una dificultad multitarea para tragar con estos nuevos adinerados impresentables. 

Buenas vibraciones frente al mal olor



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