El
rumbo de la aceituna rosa
Ante cualquier
conversación, algunas personas integrantes de algún partido político, en este
caso señalando el desorientado partido popular, como animales racionales
piensan que al vivir todos juntos nos van a lograr enseñar, una nueva forma de
coordinar consensualmente la corriente de sus artificiales emociones y
conductas.
No se percatan que
como seres humanos todas las personas crecemos y vivimos en coordinaciones
consensuales de emociones y de acciones, que se vinculan unas con otras y
forman redes estrechas que establecen las emociones propias de un lenguaje.
Para nada servirá
dejar una sede, si los inquilinos sostienen su heredada que no consensuada
okupación, o cambiar de automóvil, si la guía del conductor la escribe la misma
persona, y así mantienen con sus acciones la misma idea.
Las redes sociales
ahora son estrechas, al igual que las silenciosas emociones, pero que junto con
el lenguaje, son nuestras iníciales acciones, que sostienen la corriente de
nuestra propia emotividad social, vinculadas al lenguaje social actual que
significa en gran medida a las nuevas generaciones, pretendéis enseñar los
efectos de la “canela” a los jóvenes, y no os percatáis que os sitúan fuera de
cualquier discurso racional.
La sustitución de la
sede o el domicilio social, no va a sustituir ni quitar el criterio de validez
particular implícito o explicito que define y constituye los valores propios que
pertenecen y heredaron del partido popular.
Aunque ahora la
gaviota defeque una aceituna rosa, la ciencia de la experiencia como ámbito
cognitivo, sostendrá que es tan sólo una zafia acción más, y como tal es un
desenfoque, que no desvirtuara a la red independiente de conversaciones que
producen afirmaciones y explicaciones no convalidadas en el foro y base interna
del propio partido porque se verá, como una ritidectomía de honradez por intentar
sostener el criterio de validez de las explicaciones políticas por la boba
pasión de explicar, “el tambaleo de la aceituna”.
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