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sábado, 27 de febrero de 2021

Exigimos cambio al cambiar la forma y elegimos lo nuestro....Patria y Vida


EXIGIMOS CAMBIO AL CAMBIAR LA FORMA Y ELEGIMOS LO NUESTRO

No elegimos las circunstancias en las que nacemos y crecemos: lugar y tiempo, lengua y cultura nativas, situación social e histórica, situación emocional en la familia, sino a medida que nos convertimos, a medida que se desarrollan nuestras necesidades, nuestra interacción con formas externas de vida, el orden mundial se vuelve cada vez más complejo y selectivo.

A veces todo cambia tan rápido que no tenemos tiempo para prepararnos o acostumbrarnos. ¿Cómo encontrar nuestro lugar en esta corriente? ¿Cómo saber por dónde navegar? 

Toda nuestra vida se desarrolla en el campo de interacción de nuestro mundo interior con el exterior, y la tensión que surge en este caso nos empuja a cambiar.

Según las personas con criterios existenciales, todos somos arrojados a este mundo “como una oportunidad para nosotros mismos”, como un proyecto que debe realizarse en las circunstancias que nos propone el destino.

Muchos de nosotros tenemos etapas agradables de la vida, cuando nos encontramos en algunas estructuras que contribuyen al desarrollo. 

Por ejemplo, hasta la aparición de la ley Celaa, una buena escuela para un niño le daba la oportunidad de crecer, volverse más sabio y tener una nueva experiencia de comunicación.

Evidente puede resultar que si existe compromiso, cualquier forma pública prefabrica una especie de exoesqueleto que "agarra", aprieta y fortalece nuestras potencias internas desde el exterior. 

Pero se demuestra que con el tiempo, el exoesqueleto resulta ser pequeño, estrecho, inconveniente, algunas partes de nuestro "yo" no encajan en esta forma, comienzan a deformarse y luego es necesario cambiar algo en el exterior para que el desarrollo continúe.

El niño crece y ocurre que ya no le interesa la escuela. Asimismo, es decir que crecemos a partir de las viejas formas de nuestra vida. Ocupación anterior, lugar de residencia, relación, rol social o imagen habitual ... Si comienzan a interferir, limitarnos, experimentamos una tensión creciente, que se manifiesta en ansiedad, depresión o enfermedades somáticas.

Solo restará con suerte empezar a seleccionar por nosotros mismos un nuevo modelo de nuestra vida, para elegir un horizonte en lo que nos inspira.

En el corazón de estos fenómenos, según las personas existenciales, puede estar la experiencia de la culpa existencial: sufrir por la falta de cumplimiento de los significados individuales, por no vivir la propia vida como única.

Cuanto más vacío, simplificado y limitado sea el proyecto público social con el que pretenden conectar nuestra existencia, más pronto surgirá la ansiedad y más intensa será, así lo definen los protagonistas del análisis existencial.

Tal estrechamiento subjetivo del horizonte de la vida es una razón para detenerse, para pensar: ¿dónde estoy, qué estoy haciendo, qué me pasa? Y así intentar correlacionar las verdaderas necesidades con lo que la vida esconde para ofrecerte.

Si tenemos el coraje de darnos cuenta y vivir estas crisis,  tendremos la oportunidad de ampliar la educación y de alcanzar otro nivel de nuestro ser, de expandir el horizonte de nuestro proyecto universal. Y luego saber que comenzaremos a seleccionar para nosotros mismos un nuevo modelo de nuestra vida, a mirar de cerca cómo podemos vivir de diferentes maneras, y a elegir lo que nos inspira.


 

 


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