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martes, 19 de agosto de 2025

Euro digital: riesgos, sobornos y supresión de libertades...Giant

 


Euro digital: riesgos, sobornos y supresión de libertades

La digitalización del dinero, impulsada desde instancias financieras y tecnológicas bajo el paraguas de las CBDC (monedas digitales de banco central), se presenta como progreso: eficiencia, inclusión, trazabilidad. Sin embargo, bajo esa apariencia de modernidad se fraguan transformaciones estructurales en la relación entre el ciudadano y el poder: centralización del control, pérdida de anonimato y dependencia total de infraestructuras privadas y estatales. El euro digital del BCE se anuncia como “respuesta” a la digitalización de pagos; en la práctica, puede devenir ,si no se limita, en un instrumento capaz de condicionar derechos económicos y civiles. European Central Bank

Vulnerabilidades técnicas: la fragilidad como propiedad del sistema

Un euro digital requeriría redes de telecomunicaciones, suministro eléctrico continuo, centros de datos centralizados y proveedores tecnológicos concentrados. Esa arquitectura no es neutra: la dependencia energética y de comunicaciones convierte los pagos en objetivos vulnerables a fallos, sabotajes o apagones. Las advertencias del BIS sobre los riesgos de concentración y los puntos de fallo sistémico son concluyentes: una red única aumenta dramáticamente el impacto de un ataque exitoso. En un escenario de fallo generalizado, la población sin efectivo quedaría desprovista de medios de subsistencia básicos. BIS

La evidencia empírica reciente refuerza esta lógica: en 2025 se han producido ataques masivos al ecosistema cripto (robos por más de $2.17 bn en la primera mitad del año), lo que demuestra la enorme atracción que generan los activos digitales y la facilidad con la que actores hostiles, incluyendo estados, pueden concentrar daños a gran escala. Un euro digital centralizado se convertiría en un blanco aún más suculento y sistémico. Chainalysis

El soborno de la conveniencia: eficiencia a cambio de control

Los argumentos a favor del euro digital se centran en conveniencia: pagos instantáneos, menores costes, inclusión. Pero esa conveniencia es un soborno: acepta ventajas puntuales a cambio de renunciar a un bien colectivo irremplazable, el anonimato monetario, y a la autonomía frente al Estado y a proveedores. A diferencia del efectivo, una CBDC puede programarse: imponer límites, caducidad, restricciones de uso, o bloquear transferencias por motivos políticos o administrativos. El BCE mismo admite que el diseño y las limitaciones son una decisión política y técnica: la cuestión es quién decide y con qué salvaguardas. European Central Bank

Convertir el dinero en “licencia digital” es desplazar la propiedad hacia una concesión: el titular real de la moneda deja de ser el ciudadano para convertirse en el sistema que regula accesos y usos.

Ciberdelincuencia híbrida y violencia real: la nueva normalidad

Los hechos recientes en Francia son una muestra brutal de cómo el “delito digital” se hibrida con la violencia física para forzar transferencias en activos digitales. En 2025 han sido documentados secuestros y tentativas dirigidas a empresarios y familiares del ecosistema cripto; en enero un cofundador de Ledger fue secuestrado y sufrió la amputación parcial de un dedo; en meses siguientes se produjeron intentos y secuestros vinculados a exigencias de rescate en criptomonedas. Las investigaciones han identificado varias decenas de imputados y, en junio, la detención de un presunto coordinador de 24 años en Marruecos, buscado por Interpol. Estas operaciones combinan doxxing, exfiltración de datos, chantaje y violencia física para garantizar pagos rápidos y en activos difíciles de rastrear sin cooperación internacional. Reuters+1Le Monde.fr

Este fenómeno muestra que la digitalización del valor no reduce la brutalidad del crimen: la transforma y la hace más eficaz. Si la economía entera se mueve sobre una infraestructura controlada centralmente, la capacidad delictiva y coercitiva se multiplica: ya no hace falta efectivo en la mano si se puede obligar a transferir de forma inmediata y trazable (hasta que se blanquea o se mezcla el activo).

Narrativas de legitimación: miedo para imponer control

Las autoridades seguirán usando discursos funcionales para imponer la desaparición del efectivo: lucha contra el crimen, inclusión financiera, razones sanitarias o seguridad nacional ante ciberataques. Parte de estas narrativas tienen sustento técnico, pero sirven, sobre todo, para legitimar medidas que limitan derechos. Durante la pandemia se empleó el miedo sanitario para desalentar el uso de billetes, pese a que la evidencia científica sobre transmisión por efectivo fue débil; la memoria de esas prácticas abre la puerta a repetir el patrón con nuevas excusas. European Central BankOrganización Mundial de la Salud

Cuando la urgencia se convierte en norma, el poder adquiere herramientas permanentes: controles de flujo, bloqueos selectivos, condiciones de gasto. El “soborno” de la conveniencia se completa con la coacción institucional: acepta menos libertad por más seguridad aparente.

Riesgos económicos y sociales: de la exclusión a la dependencia

La instrumentación del dinero mediante lógica programable significa que el Estado o el operador técnico podrán condicionar la disponibilidad del ingreso: tope de gasto, caducidad de ayudas, restricciones por comportamiento. Esto no es una hipótesis distópica: es una posibilidad técnica real que coloca al ciudadano en situación de dependencia, susceptible de exclusión por fallos, errores o decisiones discrecionales. Además, la migración de depósitos a la CBDC puede desestabilizar la intermediación bancaria, con consecuencias sobre crédito y empleo. BIS

La dimensión juvenil del crimen: reclutamiento y descomposición social

Las investigaciones judiciales muestran la participación de personas muy jóvenes (varios imputados entre 16–23 años) en estas redes violentas. El crimen digital-violento se alimenta de jóvenes reclutados por promesas de ganancias rápidas, acceso a redes oscuras y la explotación de datos expuestos en internet. La respuesta no puede ser exclusivamente técnica: exige políticas sociales, educativas y de prevención del reclutamiento criminal en entornos digitales.

Lo propio: defender el efectivo como defensa ciudadana

El euro digital no debe analizarse sólo como herramienta técnica. Es, en esencia, una decisión política sobre cómo se regula la vida económica de la ciudadanía. La experiencia de 2025 , hackeos masivos a plataformas, robos de miles de millones y la violencia física dirigida a forzar pagos digitale, confirma que la digitalización magnifica riesgos si se concentra el control. Frente a ello, el efectivo no es una reliquia: es la última garantía de autonomía individual y resiliencia social.

Negarse a aceptar un euro digital mal diseñado no es rechazo al progreso: es exigir que cualquier proyecto de CBDC venga acompañado de límites constitucionales, garantías judiciales, preservación del efectivo y políticas sociales que reduzcan las causas del crimen. Defender el derecho al efectivo y la prohibición legal de usos programables que permitan la subordinación ciudadana es defender la condición de ciudadano frente a la tentación de convertir el dinero en herramienta de control estatal.

 


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