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sábado, 30 de agosto de 2025

La agenda climática global y los mercados de carbono en Rusia y China...La novela

 


La agenda climática global y los mercados de carbono en Rusia y China

En los últimos años, el debate climático internacional ha generado nuevas estructuras económicas, entre ellas los llamados mercados de carbono, diseñados para regular y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero mediante sistemas de cuotas y compensaciones. Rusia y China, miembros estratégicos del bloque BRICS, avanzan hacia la implementación de estos mecanismos, siguiendo de cerca los lineamientos marcados por la Agenda Climática Global y el Acuerdo de París.

Las trayectorias que ambos países prevén en el ámbito climático: Rusia, mediante un sistema mixto de mercado voluntario y regulaciones progresivas; y China, mediante la ampliación de su esquema nacional con la introducción de límites absolutos a partir de 2027. A primera vista, se plantea una transición “ordenada y equilibrada” hacia economías más sostenibles. Sin embargo, un examen crítico revela que detrás de estos discursos subyacen intencionalidades políticas, económicas y financieras que exceden el ámbito científico y ambiental.

·      Desarrollo: la narrativa política del carbono

El mercado de carbono se articula sobre una premisa central: una unidad de carbono equivale a una tonelada de CO₂. Esta simplificación contable permite transformar emisiones en “monedas” transables, lo que abre la puerta a la especulación financiera. De este modo, la atmósfera se convierte en un nuevo espacio de negocios globales más que en un bien común sujeto a cuidado y gestión científica.

En Rusia, el establecimiento de tres escenarios de desarrollo (inercial, demanda externa e interna) refleja la tensión entre mantener la soberanía energética y alinearse con la regulación internacional. Se proyecta un crecimiento en la circulación de unidades de carbono hasta 2035, pero con un marcado desequilibrio entre oferta y demanda, que demuestra la artificialidad del sistema.

China, por su parte, anuncia una transición hacia “límites absolutos” en 2027. Aunque la retórica sugiere rigor, la realidad es que las cuotas seguirán siendo negociables, por lo que la reducción es más contable que efectiva. Además, su aproximación al sistema europeo (RCDE UE) busca no tanto reducir emisiones reales como evitar barreras comerciales y consolidar su posición en el comercio internacional.

En ambos casos, las medidas tienen un fuerte componente simbólico y diplomático: se presentan como señales de compromiso global, pero se diseñan de modo que no afecten gravemente a industrias estratégicas como la energía, la metalurgia o la petroquímica.

·      Análisis crítico: cinco errores de dirección política

A partir del análisis, se identifican cinco frases reveladoras de los errores y contradicciones presentes en estas políticas:

1.    “Una unidad de carbono equivale a una tonelada de CO₂”: reduce la complejidad del sistema climático a un único indicador financiero, ignorando procesos multivariables de los ecosistemas.

»      Error detectado: Se reduce la complejidad del sistema climático a una simple métrica contable, desligada de los procesos biofísicos reales (absorción diferencial de ecosistemas, flujos oceánicos, retroalimentaciones atmosféricas).

»      Pregunta correctiva: ¿Cómo pueden políticas globales basadas en un único indicador reflejar la complejidad multivariable de los balances energéticos planetarios?

»      Traducción crítica: Se convierte al carbono en una moneda ficticia, susceptible de especulación financiera más que de mitigación efectiva.

»      Pregunta crítica: ¿Cómo puede un mercado financiero sustituir el estudio integral del balance radiativo y biofísico?

2.    “La demanda interna de unidades de carbono no limita industrias estratégicas”: el discurso promete neutralidad, pero traslada costos indirectos a consumidores y sectores secundarios.

»      Error detectado: El lenguaje sugiere neutralidad, pero encubre una transferencia indirecta de costos a los consumidores y a sectores no regulados, creando desequilibrios internos.

»       Actualidad: la experiencia europea ha mostrado sobreasignación de cuotas y prácticas de greenwashing.

»      Ejemplo: Rusia plantea un sistema combinado de mercado voluntario y obligatorio, pero la experiencia europea demuestra que la sobreasignación de cuotas genera distorsiones y prácticas de greenwashing.

»      Pregunta correctiva: ¿No debería un verdadero enfoque científico priorizar indicadores de eficiencia energética medibles en sitio (sensores remotos, balance radiativo), antes que depender de cuotas impuestas?

3.     “China impondrá límites absolutos de emisiones en 2027”: el término “absoluto” oculta la realidad negociable de las cuotas, convirtiendo el límite en una ficción económica.

»      Error detectado: El término “absoluto” transmite certeza, pero carece de precisión metodológica. En la práctica, las cuotas se reparten y negocian, por lo que el “límite” es más financiero que físico.

»      Ejemplo: Las industrias chinas podrán vender excedentes o comprar derechos, perpetuando la producción contaminante mientras se simula una reducción.

»      Pregunta correctiva: ¿Cómo se mide la reducción neta en sistemas económicos donde las cuotas son transferibles, y no un corte real en emisiones locales?

4.    “Un enfoque diferenciado evitará cargas innecesarias”: la diferenciación perpetúa privilegios para industrias pesadas, disfrazando la conservación de poder económico como incentivo tecnológico.

»      Error detectado: El término “diferenciado” encubre la aplicación desigual de restricciones: las industrias estratégicas (energía, metalurgia) reciben flexibilidades, mientras otras asumen mayores cargas.

»      Traducción crítica: Se trata de una estrategia de conservación de poder industrial, disfrazada de innovación tecnológica.

»      Pregunta correctiva: ¿No se debería fomentar la innovación real a través de inversión directa en I+D, en lugar de diseñar un mercado de licencias de contaminación?

5.    “El endurecimiento de objetivos es simbólico, pero importante para la comunidad internacional”: se reemplaza la eficacia científica por la utilidad diplomática. Los objetivos son señales, no herramientas de mitigación real.

»      Error detectado: Aquí la política sustituye a la ciencia. Un objetivo “simbólico” no tiene impacto climático real, pero cumple la función diplomática de alineamiento en la agenda global.

»      Ejemplo: Rusia endurece sus metas para 2035, aunque sus propios datos muestran que ya cumple sin esfuerzo con la reducción exigida.

»      Pregunta correctiva: ¿Cómo se justifica imponer nuevos mercados financieros climáticos si los objetivos se alcanzan con dinámicas internas (cambios estructurales, absorción ecosistémica)?

·      Epilogo

El análisis demuestra que los mercados de carbono, lejos de constituir una herramienta estrictamente ambiental, son instrumentos de regulación económica y geopolítica. Los términos empleados, “cuotas absolutas”, “mercado voluntario”, “neutralidad simbólica”, funcionan como eufemismos técnicos que enmascaran la verdadera finalidad: la construcción de un sistema fiscal internacional basado en el carbono.

Desde la perspectiva de las geotecnologías y los sensores remotos, es posible medir con precisión las emisiones, absorciones y flujos de carbono en los sistemas naturales. Sin embargo, este conocimiento científico no se prioriza en la elaboración de políticas, que se concentran más en crear mercados financieros que en mitigar el cambio climático.

En consecuencia, cabe plantear una pregunta central:

¿Estamos construyendo una política climática basada en ciencia verificable y medición directa, o estamos aceptando un sistema de gobernanza económica global que utiliza el clima como pretexto para imponer nuevas formas de control y tributación?

El futuro del debate climático dependerá de que la ciencia mantenga su autonomía crítica y no quede subordinada al lenguaje político-financiero del carbono.



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