ALTARES DE ODIO
Los problemas más arduos de las ciencias filosóficas, consisten en
tener que entrar en los tiempos, en los que debe volver a tomar el timón de las
sensaciones y reflexiones, para poder expandir y mostrar nuevamente la
educación, ante la actual anulación e inexistencia de movimientos intelectuales.
Cuando existe en la actualidad una continua polémica, por actos populistas
y declaraciones públicas de xenofobia, no
hace falta que nos recuerden, que el esclavismo, la inquisición, el feudalismo,
el colonialismo, el fascismo, el apartheid o las dictaduras, han sido en su
momento considerados como legales.
Llegar a justificar que la legalidad es una cuestión de poder, y no de
justicia, es también determinar, gravemente la carencia e inexistencia, del
valor de la conciencia, la razón y la bondad en el ser humano.
Entendemos también, que la educación tan sólo en filosofía, a veces, resulta
por otra parte, insuficiente e incapaz para explicar los fenómenos psicológicos
y la vida interna de nuestros congéneres, para dirigir, las operaciones del
alma, y para descubrir los pliegues misteriosos del corazón humano, que puedan penetrar
en lo más recóndito de nuestra íntima y psíquica naturaleza.
Pero tanto los líderes o representantes sociales y políticos, no
deberían errar en sus manifestaciones, siendo su misión, hacer que el ser
humano, este destinado, para elevarse en el mundo de lo infinito, traspasando sus barreras sociales, y los reducidos límites, de la mera exterioridad, para llegar a presentarse como hombre, en un acabado y
completo análisis de facultades y sus varios modos de ejercicio, para llegar hacer
ver, de una manera concluyente, que la fuente de nuestros conocimientos, y el
origen de las ideas, no provienen solo de los sentidos, sino que por el
contrario, existen además la conciencia y la razón, para demostrar que la sensación
y la reflexión, nos informaran del conocimiento sensible, concreto, particular,
individual, y determinado, de los hechos.
En la actualidad, ya no se trata de una determinada educación, de
formas, o excusas, para poder penetrar en el universal mundo moral, por lo que deberíamos
ser más vigilantes en las consideraciones de los delitos de xenofobia, y a esta realidad se llega
por la conciencia, y al mundo del infinito, al cual nos elevamos mediante la razón.
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